La muerte, esa certeza que compartimos como seres vivos, no es solo un final biológico, sino una ruptura emocional. El humorista mexicano, Franco Escamilla, desde su humor mordaz y reflexivo, plantea que el dolor que sentimos ante la partida de alguien no proviene tanto de la muerte misma, sino de nuestra imposibilidad de volver a compartir su presencia. Su afirmación desnuda una verdad incómoda: nuestro dolor es profundamente egoísta.