...que el malo soy yo....
Me han preguntado si me volví insensible, egoísta o incluso cruel por el cambio que he experimentado en mi forma de relacionarme con los demás. La verdad es que la gente que me conoce bien sabe que no soy ni malvado ni indiferente. Lo que sucede es que llegué a un punto donde decidí empezar a tratar a los demás tal como siento que me tratan a mí. Me di cuenta de que el mundo no siempre responde con la misma generosidad o respeto con que yo trato a los demás, y eso me llevó a replantear mi actitud. No se trata de ser malo, sino de reconocer que mis acciones tienen que reflejar lo que realmente recibo.