lunes, 2 de junio de 2025

Amor echo lágrima…

 

Considero que el acto de llorar, sea quizá el primer acto de reconocer y demostrar nuestros propios sentimientos…

Estuve averiguando un poco (y agradezco la ayuda de la gente de https://www.psico.org)  y resulta que el llanto humano, aunque parece una simple reacción emocional, es un fenómeno neurofisiológico y psicológico complejo, que involucra tanto un origen emocional, como un procesamiento cerebral, para así conseguir una respuesta fisiológica. En definitiva: El llanto es una reacción biológica a emociones intensas, donde el cerebro activa el sistema nervioso y produce una descarga física (lágrimas, temblores, respiración) con una función reguladora y comunicativa.

No hay que ser un erudito en la materia para darse cuenta de que el llanto es la primera forma de comunicación emocional del ser humano. Si lo piensan, se da incluso antes del lenguaje verbal, y tiene tanto una función biológica como social.

 Desde que nacemos, lloramos para expresar malestar: hambre, frío, dolor, incomodidad, necesidad de contacto.  El llanto no es solo una reacción física, sino una señal de apego: cuando un bebé llora, llama la atención de sus cuidadores.  Es una forma instintiva de activar la protección del entorno. Quien escucha un llanto siente una reacción emocional automática. Por eso se dice (San Google mediante) que el llanto es comunicativo desde el nacimiento.

DESDE PEQUEÑOS NOS ENSEÑARON DE QUE LOS HOMBRES NO LLORAMOS, y nos obligaron (prácticamente) a reprimir nuestros propios sentimientos.

Y eso no surge de la propia biología del ser humano, sino de una construcción cultural. Desde muy pequeños, especialmente en muchas culturas occidentales y latinoamericanas, a los varones se nos enseña a no mostrar vulnerabilidad. Y el llanto es visto como una señal de debilidad, de “feminidad”, o incluso de “fracaso” emocional.

¿Cuántas veces oímos?

“No seas maricón”

“Parecés una nena”

“Aguantátela como un hombre”

“Los hombres NO LLORAN"

Esto no solo reprime el llanto, sino (según mi propia interpretación del asunto) sino el acceso al mundo emocional en general. Y es ahí precisamente adonde empieza el problema.

Me permito transcribir tal cual lo que acabo de leer al respecto:

 

¿Qué dice la psicología actual?

  • La psicología contemporánea —especialmente la psicología humanista y la terapia emocional— afirma que expresar la emoción (incluido el llanto) es parte esencial de la salud mental.
  • Muchos terapeutas trabajan con varones adultos que necesitan aprender a volver a sentir y, a veces, a reaprender a llorar.

Muchos varones adultos necesitan aprender a volver a sentir… ¿fuerte no?

Ayer enterramos a mi suegro, una persona que en transcurso de tan solo unos pocos años se convirtió en un gran referente, y me hizo sentir que me trataba como a un hijo directo. No sé, quizá mera suposición o interpretación mía... lo cierto es que era (es, fue y será) imposible mantener la compostura y no llorar "frente a la gente" (e ahí uno de los problemas principales según interpreto).

No sé bien en qué momento exacto se rompió algo adentro mío. Quizás fue cuando vi ahí, inmóvil, ese cajón de madera lustrada. O cuando sentí que alguien me palmeaba la espalda sin decir palabra. Lo único que sé es que sentí un nudo en el pecho, como si el aire se volviera más denso, más difícil de tragar.

Las lágrimas empezaron a salir solas. Intenté contenerlas, por reflejo, por costumbre, por ese viejo mandato idiota de “no llorar frente a la gente”. Pero era inútil. Tenía la garganta cerrada, la vista borrosa, los hombros tensos. Sentí una mano en mi espalda (no sé de quién) y en ese momento entendí que no había nada que disimular. Llorar era lo único verdadero que podía hacer.

No fue debilidad. No fue error. Fue expresión pura de un vínculo real. Y llorar por él es lo más humano que me pudo suceder. Quizá una forma de decir: estuviste, me importaste… te voy a extrañar.

Desde chicos, sobre todo a los varones, nos entrenan en esta ESTÚPIDA idea:

“Sufrir, sí… pero en silencio.”

Y eso deja una huella. Una parte nuestra quiere llorar libre, soltar, mostrarse humano…
Y otra parte siente vergüenza, miedo, incluso culpa, como si estuviera haciendo algo mal.

La psicología de las emociones dice que:

El llanto es una forma de conectar con uno mismo y con los otros. Reprimirlo (por presión social o por mandato interno) aumenta el malestar emocional.
Te deja “partido en dos”: lo que sentís por dentro vs lo que mostras por fuera.

Porque ahí se juega lo más profundo: la tensión entre el dolor genuino y el viejo mandato de “no mostrarse débil”.

Quizá algún día dejemos de pedirle al corazón que se esconda.

Quizá, en un futuro no tan lejano, a los varones no nos enseñen a callar lo que duele ni a tragar lo que sentimos. Y entonces, tal vez, ya no tengamos que disfrazar el amor con dureza ni la tristeza con bronca.

Llorar no nos hace menos hombres. Nos hace más humanos.

Hoy lo entiendo un poco mejor:
mi llanto no fue un derrumbe.
Fue una despedida.

Y aunque las lágrimas hayan caído frente a todos, no me avergüenzo. Al contrario: me honra haber sentido tanto por alguien que ya no está.

Porque llorar por el… también fue una forma de decirle:
gracias Elbio por lo vivido.

 

 

 

"Tal vez si aprendiéramos a llorar sin culpa, podríamos también aprender a vivir con más ternura, con más verdad, con menos miedo."

Edgardo Fachini (Ergo Kadar)