JAMAS, he tenido “ídolos” en mi vida… la idea de la idolatría, en sus diversas formas, plantea una compleja relación entre la admiración y la dependencia emocional. Desde una perspectiva filosófica y psicológica, podemos entender que la tendencia humana a elevar a ciertas figuras como "ídolos" es un reflejo de la necesidad de pertenencia, guía y validación. Sin embargo, esta fascinación por la figura del otro, al llevarse al extremo, puede derivar en una especie de sustitución de nuestra propia autonomía por la imagen de la persona idolatrada. En lugar de buscar la sabiduría dentro de uno mismo, uno se entrega al juicio ajeno, perdiendo gradualmente la capacidad de tomar decisiones autónomas o de desarrollar una identidad sólida.