sábado, 27 de noviembre de 2021

EL OMBÚ DE DON ELE...

 

Entre mi pueblo y el que sigue (de los cuales no daré más detalles para evitar que la chusma oportunista se acerque a comprobar su veracidad, y la consecuente comercialización del asunto), existe un ombú ENORRRRRRRRRRRRRME...cuyo hueco interior sugieren fuera utilizado como morada en algún tiempo, por un ermitaño de la zona.

 

Palabras más, palabras menos, historiadores del pago (no más que un par de viejos carcamanes puteros como ellos solos), trajeron a la memoria en el bolicho “El Refalón”, las andanzas de Don Eleuterio Luna, cuya condición de afecto a las bebidas al fiado llevó a varios propietarios de expendios (en un radio de legua, legua y media) a colgar sendos carteles con un poema en lengua etrusca, cuya traducción (casi exacta según los diversos autores consultados) reza en una textualidad que no deja NINGÚN vestigio a duda alguna respecto a  la elocuencia de su sintaxis:

 

HOY NO SE FIA, MAÑANA TAMPOCO...

 

Resulta que, en el compendio de leyendas extraordinarias y mentiras diversas, emanadas en esa noche de mezcla de alcoholes varios (de dudosa procedencia), hizo que de entre los acontecimientos por mí oídos, prestara muchísima más atención a la historia del mencionado Eleuterio, ya que (quizá una mera coincidencia fabula-histórica), resultaron concordantes con algo oído tiempo atrás de parte de mi abuela materna, y grabado en un casete TDK C60 que tenía la música de Los Manseros Santiagueños, y que la vieja (cuya inexperiencia en cuanto a tecnología de punta se refería) había arruinado con una precisión casi quirúrgica, arruinando justamente el estribillo de:

 

♪♫ “Si supieras de verdad que tú eres mi eterno amor♫♪
Y que toda esta distancia me marchita como una flor
♫♪Si supieras de verdad cuánto es que te quiero yo
Y que toda esta distancia se me ahonda en el corazón”

 

Cambiándola por:

♫Ahora no puedo cantar una canción de amor
De la manera que tiene que ser♫
♫Bien, supongo que ya no soy más bueno
Pero nena, este soy yo...

...de la canción ALWAYS de Bon Jovi.

, y en donde, producto de aquél inmerecido equivoco, decidió volcar ese relato, para que alguien pudiera escucharlo a la posteridad (en realidad anda a saber a quién le estaba contando la vieja, mientras el grabador hacía su trabajo).

Decía que coincidencia y misterio, describen a Don Eleuterio como un paisano tosco, de apariencia sombría, más viejo que un terreno baldío, y cuya singular capacidad de domar caballitos de calesita, y capar potros con los dientes (amen de la mencionada afición a las bebidas al fiado) se encontraba ya diezmada por su innegable condición de mera vejez.

Dueño de una encomiable suerte, que le a permitido llegar a la edad que había llegado sin que nadie le haya dado una memorable trompada, ya que en el pago supo ganarse unos cuantos desentonados enemigos, cuando en días de lluvias era menester del mencionado salir a chapotear en los charcos de agua, (en un pseudo valsecito tildado de afeminado por el resto de la paisanada insensible a la belleza de tales demostraciones rítmicas), vestido únicamente con un par de botas bucaneras acharoladas, y complementando con unas boleadoras echas de alambre San Miguel, en cuyas extremos colgaban sendos huesos de caracúes blanquecinos por el paso del tiempo, mientras canturreaba en menos prosaicos versos mal traducidos la letra de "Y.M.C.A." de los Village People y de “Entender el amor” de Mónica Naranjo cuyo estribillo:

 

♫Sal de ti mismo y explora el abismo,
Que al fondo se enciende una luz. ♪
♫Esa mirada, perdida en la nada,
Buscando lo mismo que
. ♪

 

era aprovechado para dar rienda suelta a eventuales señalizaciones con el dedo índice a aquel paisano que osara deambular cerca del mencionado, causando así el lógico revuelo entre el furibundo gauchaje, que no veían con buenos ojos tamaña actitud, y que era nada más y nada menos que una burda invitación a molerlo a trompadas.

 

Cuentan aquellos que saben la historia, que el nombrado personaje, se negaba en forma rotunda a dejar de lado su loable y muchas veces desprestigiada labor de domador de caballos de calesita (que tantas y buenas satisfacciones supieron darle en sus años mozos), aun cuando acarreaba desde hacía muchísimo tiempo  la enfermedad de “vértigo postural paroxístico benigno, (también conocido como BPPV)” causado en una no menos terrible caída y su consiguiente atropello por un plato volador, el elefante trompita y un amorfo personaje (que aun a día de la fecha no ha podido ser identificado), de la calesita de los “Hermanos Espadaño”, y cuyos síntomas le impedían invariablemente, efectuar tales demostraciones ecuestres.

 

 Es así entonces que subsistía el nombrado personaje, en base a que sus servicios de “capador de potros a dentelladas”, eran requeridos muy de vez en cuando, principalmente desde la estancia “Las Tres Argollas” (propiedad de la viuda de Prudencio López y sus dos hijas), más como un favor por servicios prestados con anterioridad  que por la habilidad del mencionado, ya que la “asociación civil sin fines de lucro: pro-salvemos las dos...o nada” se habían pergeñado en varias oportunidades, las mil y unas formas de acabar con aquellas retrogradas exhibiciones gauchescas.

 

Dicen que estaba Don Eleuterio Luna, aquella misma mañana cerca de su rancho, con su compadre Don Cándido Pérez, tumbados ambos sobre una parva de alfalfa, observando y buscando formas a las nubes, tomados de las manos (costumbre muy varonil y gauchesca por esos pagos, y en esos tiempos) cuando a lo lejos observaron a una decena de peones de la estancia de la viuda de López, que ante el requerimiento de la mencionada dama de que:

-...arrearan a Don Eleuterio hasta allí - (en clara referencia a que alguien se acercara y lo invitase a llegar hasta el mismo casco de la estancia)- y cuyos incondicionales (pero obtusos) peones malinterpretaron, y que, sin ningún tipo de miramientos, ni objeciones de conciencia alguno, condujeron al nombrado entre risotadas burlonas y fustazos en el lomo hasta donde estaba su patrona.

 

Hacía un poco más de una semana, que desde la estancia “Gallinales” habían traído un potro, EL JAGUAL MALÓN (bautizado así por Kaón Sung Young... un chinito muy simpático que vive en aquella estancia), pingo nieto del ya extinto y famosísimo cojudo JAGUAR OVERO del cual da fe Don Mario Pino en sus prosas.

La yerra en la estancia de la viuda, estaba a pleno. 

Algunas mujeres estaban abocadas a la puesta a punto del patio, otras a la preparación de todo aquello concerniente al próximo almuerzo, mientras que algunos peones movían el ganado de un potrero hacia el otro, desde hacía un poco más de hora y media sin saber muy bien para que efectuaban esa dedicada (pero no menos inútil) acción.

Detrás de los corrales del fondo, entre bellacos y bramidos, se encontraba palenqueado y listo para ser volteado, el mencionado animal...

 

Se acerco Don Eleuterio hasta el borde mismo del corral, cruzo los brazos casi al mismo tiempo de apoyarse en el hilo de alambre, y lanzo un fuerte y estruendoso:

- ¡AYYYYYYYYYYYYYYYYYYY LA REPUTA MADRE... ¡patea! – en una en demasía muy clara alusión a que nadie le había avisado era éste, el hilo del boyero encendido-

La viuda, tan dulce como... algo dulce (utilicen la imaginación, me estoy quedando sin ideas ya), se acercó hasta el nombrado, y luego de ayudarle a incorporarse desde aquella bosta fresca en la cual había caído de bruces, le consulta:

-¿Y Don Ele? ¿Se le anima?

 

Dicen que el hombre tiene tres motivos para sacar el diablo que lleva dentro. El alcohol, la traición, y que se reviente la yema de huevo frito antes de que el plato pueda llegar a la mesa (que no tiene NAAAAAAAAAADA que ver con la historia...pero lo advertí...me estoy quedando sin ideas).

 

Herido en su amor propio, y entendiendo que fuera ésta quizá la última vez que pudiera demostrar sus grandes dotes como denodado y talentoso capador a dentelladas, solamente pidió un buen vaso de vino tinto, cosecha tardía, no mayor al 94/96 (preferentemente no sea uva borgoña), y un choripán... mientras esperaba...

Se encontraba degustando su excelso almuerzo, cuando vino a su memoria todas y cada una de aquellas veces que había realizado esta acción... y los recuerdos comenzaron a agolparse dentro suyo...

Acercose entonces la mayor de las hijas de la viuda, y se encontró con el poco agraciado rostro de Don Eleuterio bañado en lágrimas...

Indulgente, dulce y generosa como su madre consulto:

- ¿Qué recuerdo, dibuja en Ud. Don Eleuterio, esa mueca de repentino dolor?

-E.…e....es...os...esos...esos hijos de puta, le echaron puta parió al chimichurri! - alcanzo a balbucear al tiempo que corría a lo que daban sus pies hasta el molino más cercano, para allí enjuagar su ardiente bucalidad una y mil veces en aquellas enverdecidas aguas plagadas de algas y bacterias ...


...Es allí, donde algunos historiadores hacen una pausa y entran en discordes relatos. Algunos afirman que el mencionado cabalgo durante un poco más de dos leguas, hasta que al fin cayó en cuentas de que no montaba caballo alguno y decidió parar, exhausto por el galope y ardido por el ají...

Otros afirman que lanzando improperios propios de quien siente el alma saliendo de su cuerpo y al grito de:

-LA PUTA QUE PICA MÁS QUE LA MIERRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRDAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!

continúo corriendo hasta el arroyo más cercano... pero yo me dedicare a escribir aquella versión que me tocó en suerte escuchar.

Dicen que luego de apaciguar un poco su lastimoso ardor, lo vieron encaminarse hasta el corral donde se encontraba su oponente...

Hombre templado por los rigores de su hacer gauchesco, mando derribar al potro con un pial, al tiempo que intentaba recordar respecto al faltante del buen uso del COREGA esa mañana.

Cuentan que luego de efectuar una perfecta incisión en el escroto y de haber hundido los caninos en las propias criadillas del redomón, éste (sintiendo no solo la precisa dentellada, sino además aquella mezcla de rabia, saliva y picor del puta parió) se levantó enardecido, perdiéndose de vista en la espesura del monte, con la dentadura postiza de Don Eleuterio prendida a sus bolas...

Dicen que después de aquél incidente, nuestro iracundo personaje, sabiéndose humillado por aquél brioso animal, se retiró a vivir en ermitaña compañía de su propio ser, en el hueco de aquel ombú, alimentándose únicamente de mieles silvestres y comidas previamente masticadas y regurgitadas por su comadre Jacinta Luque, ya que sus postizos... JAMAS VOLVIERON A ENCONTRARSE POR AQUEL PAGO...

 

No sé...son cosas que se cuentan...