miércoles, 24 de mayo de 2023

No puedo... TENGO ENSAYO.

Días pasados participe de un encuentro Nacional de danzas folclóricas, y cada vez que ello sucede me “prometo” sentarme a escribir algo al respecto.

El día lluvioso, la falta de incentivo a ponerme a hacer algo mejor o más productivo (cuac) hacen que me encuentre en esta tarde, frente al pc nombrando algunas cuestiones inherentes a ese tema.

La gente común (por denominarla de alguna manera), aquel simple espectador que se toma un momento para ver un espectáculo de bailes folclóricos, muchas veces no tiene ni idea, de todas aquellas cuestiones que hay en el detrás de escena de aquello que está disfrutando, o en el “antes”, y mucho menos del “después”.

Desconocen de la cantidad de horas, y horas, y horas de ensayos que hay invertidas en aquellas, a veces, cortas presentaciones.

O (por ejemplo) del "semanas y semanas" de arduos ensayos, para subir el cu… a un micro, viajar 48/50 horas, muchas veces dormir amontonados “adonde se pueda”, para poder brindar un espectáculo marcado por los escasos minutos con que nos ubican los programadores del evento (porque también hay otros colegas que vienen buscando lo mismo), para volver a subir el mismo cu… al micro, viajar otras 48/50 hs para volver a nuestras casas, familias, trabajos… vida (tal cual nos sucedió hace algunos meses viajando al evento: Calafate Baila 2022)… que si esto no es pasión por lo que uno hace… ja. ENTONCES CONTAME ¿QUE ES PASIÓN…?

Nuestro cuerpo (en un contexto tácito), es una herramienta que debe tratar de transmitir al espectador, aquel sentimiento para el cual fue creada la obra musical.

Mi primera profesora en estas artes folclóricas (y formadora de decenas de cientos de otros bailarines) la SEÑORA MIRIAM CID (así en mayúsculas) nos inculco (a aquellos que tuvimos el privilegio de ser empezados a formar por sus saberes) que debajo del escenario somos:

Amigos, amantes, compañeros, familia, parejas, y tantos etcéteras más como se te ocurran, pero que arriba del escenario, tan solo somos:

BAILARINES….

Y que teníamos que dejarle al espectador, en una zamba (por ejemplo), la sensación de que ambos terminábamos profundamente enamorados, aunque la realidad debajo del escenario fuera muchísimo más diferente. Pues uno debe de tener bien en claro también, que aquella muestra de micro enamoramiento demostrado en aquella actuación, se trata casualmente de eso mismo… una actuación (tener los pies sobre la tierra, como quien dice).

Y es por ello, que por más que se asegure hasta el cansancio que cualquiera puede bailar (cuasi como aquella otrora famosa frase del chef Gusteau en la película RATATOUILLE), solo unos pocos pueden ser considerados buenos bailarines. Son esos que logran poder transmitir al espectador en su danza, aquello para lo cual se prepararon por tantos días. A base de dones, esfuerzo, experiencia, dedicación, pero fundamentalmente horas, horas, y horas de ensayos…

Porque créame, mi amigo lector, que si usted ve un cuadro de baile en donde uno de los participantes anda efectuando la labor de barrer un imaginario patio, hasta eso está perfectamente ensayado y coordinado con el resto de sus colegas: cómo hacerlo, hacia donde ira el escobazo, adonde deberá de apoyarla luego, a fin de no molestar ni interferir con sus acciones, al resto de los bailarines. Hay tantas cosas que la gente desconoce de la preparación en si de una escena….

Del trasladarse por nuestros propios medios, portando kilos y kilos de vestimentas…

(NdE: JAMAS, PERO JAMAS, se les ocurra nombrar frente a un bailarín folclórico, aquel atuendo, pilchas o mera vestimenta tradicional como “disfraz”… no al menos si pretenden que ese mismo bailarín les guarde el debido respeto y compostura. Y es que mucho antes de ser bailarines folclóricos, somos en primer medida DEFENSORES DE NUESTRAS TRADICIONES. Disfraz es el del Hombre Araña, Superman, o aquel atuendo que se utiliza en las intimidades amatorias (Sépalo))

…perchas que se terminan rompiendo con el peso de cada atuendo, incomodidad de portarlos, acomodarlos para que no se mojen/ensucien/deterioren o pierdan, llegar muchas veces horas antes de que empiece siquiera a ingresar la gente al espectáculo, tan solo para prepararse, o ver en qué posición quedamos actuando en la tómbola del sorteo.

REPITO amigos lectores… hay tantas cosas que Uds. desconocen al respecto….

Invitación tras invitación (de lo que fuere) rechazada con el simple argumento de:

NO PUEDO… TENGO ENSAYO (desmiéntanme amigos y colegas bailarines)

Y es que la mayoría de las veces es muchísimo más fuerte el sentido de la responsabilidad en desmedro de nuestro propio tiempo de ocio. Porque no es tan solo por el hecho de bailar, sino también aquel sentido de pertenencia al grupo de colegas/amigos/bailarines con los cuales compartimos todas aquellas horas.

Si faltamos a un ensayo, o no estamos en el espectáculo, obligaremos (indefectiblemente) a re-programar todo aquello para lo cual mi colega sabía que estábamos nosotros (los faltantes) ocupando ese lugar.

Directores/as dejando sus cuerdas vocales en el trámite de la enseñanza, coreógrafos/directores cambiando y modificando hasta el hartazgo los pasos, las posiciones, el baile en sí, para tratar de adaptarlo y adaptarse a las necesidades y limitaciones de su gente. Vestuaristas con pocas a nada de horas de sueño para llegar (a veces cosiendo los últimos retoques al pie mismo del escenario), para que todo luzca fabuloso (más allá del baile en sí).

Grupos de whatsapps colmados de indicaciones:

Varones: bombacha tal, sombrero tal, pañuelo tal….

Mujeres: pintadas de tal forma, peinadas de tal otra, vestidos así, zapatos asá…

(Sé que algún colega bailarín estará leyendo y podrá afirmar estas aseveraciones mías)

Calores, o fríos intensos, el cambiarse donde sea y pueda, cuidar nuestros trajes muchas veces más que a nuestra propia ropa de calle, sabiendo del valor económico de ellos.

Demostrar en un par de minutos aquello para lo cual nos estuvimos preparando horas, días, semanas, meses…

 

¿Y cuál es la única paga que recibimos y pretendemos?

 

EL APLAUSO…. Aquel bien tan preciado por aquellos que subimos a un escenario y tratamos de brindar el mejor espectáculo que este dentro de nuestros alcances, tan solo para recibir esa elocuente muestra de parte del público. 

Un mero indicativo de que hemos podido conseguir tocar sus propias emociones con nuestro arte…

EL APLAUSO…

Si supieran lo que se vive arriba de un escenario cuando el mismo es espontaneo, fuerte y sincero.

Y qué decir de que si desde arriba del mismo vislumbramos que alguien se ha parado para hacerlo… bueno, eso es una sutil forma de indicarnos que la emoción llego a lo más profundo de su ser… es realmente gratificante para nosotros.

Y es por ello, que reniego muchísimo en espectáculos como el nombrado en el inicio de este escrito, porque no deja de asombrarme algunos colegas (ballets, grupos, agrupaciones, etc.) que una vez culminado su danza, se visten, toman sus elementos y se retiran del lugar… verdaderamente NO ES ni será jamás EL ESPÍRITU de este tipo de encuentros.

Entiendo aquellas delegaciones que luego del espectáculo les resta un largo retorno en horas o rutas, pero aquellos zonales, locales y demás…NUNCA LO ENTENDERÉ.

FUIMOS A ESO… ESTAMOS TODOS EN LA MISMA… TODOS NOS CANSAMOS… LAS HORAS FUERON LAS MISMAS PARA TODOS… 

¿Porque entonces esa (lo que considerare por siempre) FALTA DE RESPETO HACIA NUESTROS PARES de retirarnos antes de que haya culminado el espectáculo en si…?

Si no voy a tener el tiempo… ¿para qué comprometer mi asistencia?

Seguramente serán los mismos que se enojaran si terminan su actuación y nadie los aplaude.

¿No?

Tengo tantas cosas para continuar escribiendo al respecto… pero deberé de hacerlo más adelante.

Ahora espero sepan disculparme… no puedo continuar…

 

TENGO ENSAYO…. 



Con mi compañera de danzas y de vida...