Días pasados
participe de un encuentro Nacional de danzas folclóricas, y cada vez que ello
sucede me “prometo” sentarme a escribir algo al respecto.
El día lluvioso, la falta de incentivo a ponerme a hacer algo mejor o más productivo (cuac) hacen que me encuentre en esta tarde, frente al pc nombrando algunas cuestiones inherentes a ese tema.
La gente común (por
denominarla de alguna manera), aquel simple espectador que se toma un momento
para ver un espectáculo de bailes folclóricos, muchas veces no tiene ni idea, de
todas aquellas cuestiones que hay en el detrás
de escena de aquello que está disfrutando, o en el “antes”, y
mucho menos del “después”.
Desconocen de la
cantidad de horas, y horas, y horas de ensayos que hay invertidas en aquellas, a
veces, cortas presentaciones.
O (por ejemplo) del "semanas y
semanas" de arduos ensayos, para subir el cu… a un micro, viajar 48/50
horas, muchas veces dormir amontonados “adonde se pueda”, para poder
brindar un espectáculo marcado por los escasos minutos con que nos ubican los
programadores del evento (porque también hay otros colegas que vienen buscando
lo mismo), para volver a subir el mismo cu… al micro, viajar otras 48/50 hs
para volver a nuestras casas, familias, trabajos… vida (tal cual nos sucedió hace
algunos meses viajando al evento: Calafate Baila 2022)… que si esto no es pasión por lo que
uno hace… ja. ENTONCES CONTAME ¿QUE ES PASIÓN…?
Nuestro cuerpo (en
un contexto tácito), es una herramienta
que debe tratar de transmitir al espectador, aquel sentimiento para el cual fue
creada la obra musical.
Mi primera
profesora en estas artes folclóricas (y formadora de decenas de cientos de otros bailarines) la SEÑORA MIRIAM CID (así en mayúsculas) nos inculco (a aquellos que
tuvimos el privilegio de ser empezados a formar por sus saberes) que debajo del
escenario somos:
Amigos, amantes, compañeros,
familia, parejas, y tantos etcéteras más como se te ocurran, pero que arriba
del escenario, tan solo somos:
BAILARINES….
Y que teníamos que
dejarle al espectador, en una zamba (por ejemplo), la sensación de que ambos terminábamos
profundamente enamorados, aunque la realidad debajo del escenario fuera muchísimo
más diferente. Pues uno debe de tener bien en claro también, que aquella
muestra de micro enamoramiento demostrado en aquella actuación, se trata
casualmente de eso mismo… una actuación (tener los pies sobre la tierra, como
quien dice).
Y es por ello,
que por más que se asegure hasta el cansancio que cualquiera puede bailar (cuasi como aquella otrora famosa frase
del chef Gusteau en la película RATATOUILLE), solo unos pocos pueden ser
considerados buenos bailarines. Son esos que logran poder transmitir al
espectador en su danza, aquello para lo cual se prepararon por tantos días. A base
de dones, esfuerzo, experiencia, dedicación, pero fundamentalmente horas, horas, y horas de ensayos…
Porque créame, mi amigo lector, que si usted ve un cuadro de baile en donde uno de los participantes anda efectuando la labor de barrer un imaginario patio, hasta eso está perfectamente ensayado y coordinado con el resto de sus colegas: cómo hacerlo, hacia donde ira el escobazo, adonde deberá de apoyarla luego, a fin de no molestar ni interferir con sus acciones, al resto de los bailarines. Hay tantas cosas que la gente desconoce de la preparación en si de una escena….
Del trasladarse
por nuestros propios medios, portando kilos y kilos de vestimentas…
(NdE: JAMAS, PERO JAMAS, se les ocurra nombrar frente a un bailarín
folclórico, aquel atuendo, pilchas o mera vestimenta tradicional como “disfraz”… no al menos si pretenden que
ese mismo bailarín les guarde el debido respeto y compostura. Y es que mucho
antes de ser bailarines folclóricos, somos en primer medida DEFENSORES DE NUESTRAS TRADICIONES. Disfraz es el del Hombre
Araña, Superman, o aquel atuendo que se utiliza en las intimidades amatorias (Sépalo))
…perchas que se terminan
rompiendo con el peso de cada atuendo, incomodidad de portarlos, acomodarlos
para que no se mojen/ensucien/deterioren o pierdan, llegar muchas veces horas
antes de que empiece siquiera a ingresar la gente al espectáculo, tan solo para
prepararse, o ver en qué posición quedamos actuando en la tómbola del sorteo.
REPITO amigos
lectores… hay tantas cosas que Uds.
desconocen al respecto….
Invitación tras invitación
(de lo que fuere) rechazada con el simple argumento de:
NO PUEDO… TENGO ENSAYO (desmiéntanme amigos y colegas bailarines)
Y es que la mayoría
de las veces es muchísimo más fuerte el sentido de la responsabilidad en desmedro de nuestro propio tiempo de ocio.
Porque no es tan solo por el hecho
de bailar, sino también aquel sentido de pertenencia
al grupo de colegas/amigos/bailarines con los cuales compartimos todas aquellas
horas.
Si faltamos a un
ensayo, o no estamos en el espectáculo, obligaremos (indefectiblemente) a re-programar todo aquello para lo cual mi colega sabía que estábamos nosotros
(los faltantes) ocupando ese lugar.
Directores/as dejando
sus cuerdas vocales en el trámite de la enseñanza, coreógrafos/directores
cambiando y modificando hasta el hartazgo los pasos, las posiciones, el baile
en sí, para tratar de adaptarlo y adaptarse a las necesidades y limitaciones de
su gente. Vestuaristas con pocas a nada de horas de sueño para llegar (a veces
cosiendo los últimos retoques al pie mismo del escenario), para que todo luzca
fabuloso (más allá del baile en sí).
Grupos de
whatsapps colmados de indicaciones:
Varones: bombacha
tal, sombrero tal, pañuelo tal….
Mujeres: pintadas
de tal forma, peinadas de tal otra, vestidos así, zapatos asá…
(Sé que algún colega
bailarín estará leyendo y podrá afirmar estas aseveraciones mías)
Calores, o fríos
intensos, el cambiarse donde sea y pueda, cuidar nuestros trajes muchas
veces más que a nuestra propia ropa de calle, sabiendo del valor económico de ellos.
Demostrar en un par de minutos aquello para
lo cual nos estuvimos preparando horas, días, semanas, meses…
¿Y cuál es la única
paga que recibimos y pretendemos?
EL APLAUSO…. Aquel bien tan preciado por aquellos que subimos a un escenario y tratamos de brindar el mejor espectáculo que este dentro de nuestros alcances, tan solo para recibir esa elocuente muestra de parte del público.
Un mero indicativo de que hemos podido conseguir tocar
sus propias emociones con nuestro arte…
EL APLAUSO…
Si supieran lo
que se vive arriba de un escenario cuando el mismo es espontaneo, fuerte y sincero.
Y qué decir de
que si desde arriba del mismo vislumbramos que alguien se ha parado para
hacerlo… bueno, eso es una sutil forma de indicarnos que la emoción llego a lo más
profundo de su ser… es realmente gratificante para nosotros.
Y es por ello,
que reniego muchísimo en espectáculos como el nombrado en el inicio de este
escrito, porque no deja de asombrarme algunos colegas (ballets, grupos, agrupaciones,
etc.) que una vez culminado su danza, se visten, toman sus elementos y se
retiran del lugar… verdaderamente NO ES
ni será jamás EL ESPÍRITU de este
tipo de encuentros.
Entiendo aquellas
delegaciones que luego del espectáculo les resta un largo retorno en horas o
rutas, pero aquellos zonales, locales y demás…NUNCA LO ENTENDERÉ.
FUIMOS A ESO… ESTAMOS TODOS EN LA MISMA… TODOS NOS CANSAMOS… LAS HORAS FUERON LAS MISMAS PARA TODOS…
¿Porque entonces esa (lo que considerare por
siempre) FALTA DE RESPETO HACIA NUESTROS
PARES de retirarnos antes de que haya culminado el espectáculo en si…?
Si no voy a tener
el tiempo… ¿para qué comprometer mi asistencia?
Seguramente serán
los mismos que se enojaran si terminan su actuación y nadie los aplaude.
¿No?
Tengo tantas
cosas para continuar escribiendo al respecto… pero deberé de hacerlo más
adelante.
Ahora espero
sepan disculparme… no puedo continuar…
TENGO ENSAYO….
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Con mi compañera de danzas y de vida... |