martes, 31 de octubre de 2023

LA SOMBRA DEL VINCULO ROTO...

En la penumbra silenciosa de un vínculo perdido, yace la historia de un padre y su hija adolescente. Como estrellas distantes en un vasto universo, sus órbitas se han desviado, dejando tras de sí una oscuridad que empaña el recuerdo de lo que alguna vez pudo haber sido. 

La figura paterna, una presencia ausente en la vida de la joven, se convierte en un enigma doloroso. Las palabras no dichas y los gestos no realizados crean un abismo emocional, un vacío que se expande con cada día que pasa. 

En las profundidades de esta relación casi inexistente, se encuentra una tristeza callada, una melancolía que impregna el alma de la hija y pesa en el corazón del padre

La adolescencia, un período de descubrimientos tumultuosos y crecimiento interno, se convierte en un laberinto aún más oscuro debido a la falta de guía paterna. Las preguntas sin respuesta flotan en el aire como sombras errantes: 

¿Por qué se alejó? ¿Qué pudo haber causado esta brecha infranqueable entre ellos? ¿Cómo sería su vida si el lazo entre ellos no estuviera roto? 

En tardes precedentes a noches en vela, la hija busca desesperadamente la aprobación y el amor que su padre dejo de brindarle plenamente. Se pregunta si su ausencia emocional es un reflejo de su valía como hija, si tal vez ella es la razón por la cual aquel se mantiene distante. 

En el silencio incómodo de las cenas solitarias el padre, por otro lado, también carga con el peso de esta relación fracturada. Se ve atrapado en un ciclo de arrepentimientos y deseos no cumplidos. Anhela acercarse a su hija, pero algo, quizás el miedo o la incapacidad de enfrentar las verdades incómodas, lo mantiene alejado. Su silencio se convierte en una barrera impenetrable, un muro que separa sus mundos internos. 

Es esta quizá, sólo una narrativa triste, marcada por la ausencia y la desconexión. Una advertencia sobre las consecuencias de no nutrir los vínculos familiares, de no abordar las emociones no expresadas y las expectativas no cumplidas. 

En la sombra de esta relación rota, encontramos una lección profunda sobre la importancia de la comunicación, la empatía y el amor en la formación de los lazos familiares, porque, a veces, las heridas más profundas son las que no se ven, las que residen en los espacios vacíos entre las palabras no dichas y los abrazos no dados." 

Pero... lo que se rompe con acciones... no se puede remediar con palabras... y  hay que hacerse cargo de aquella parte que nos corresponda a cada uno...