sábado, 31 de mayo de 2025

Hasta luego ...

  

Hay pérdidas que no se gritan, se sienten en silencio.
Cuando alguien querido se va, algo se corre adentro, como si el alma perdiera el equilibrio por un segundo y no supiera bien cómo volver a pararse.

No importa cuántas veces hayamos compartido una mesa, una charla, una risa o un silencio. Siempre queda la sensación de que faltó una más. Una más para decirle lo que nunca dijimos, o para repetir lo que tantas veces dijimos pero ahora suena distinto: te quiero, te agradezco, estoy acá.

Falta de Apoyo

 

En momentos de profunda tristeza y dolor, cuando la vida nos pone ante desafíos tan grandes como la pérdida o el sufrimiento de un ser querido, uno espera que las personas que nos rodean, especialmente aquellas con las que compartimos un entorno cercano, ofrezcan comprensión y apoyo. Sin embargo, a veces nos encontramos con la cruda realidad de que la empatía no siempre está presente en el lugar donde más la necesitamos.