Aunque clínicamente se la trata como a una enfermedad, la verborrea (una alteración cuantitativa del flujo del lenguaje, que se caracteriza por la aceleración y prolijidad del discurso y la dificultad para ser interrumpido) muchísimas veces tan solo esconde un significado un tanto más profundo que aquel que solo vemos por fuera.
Hay persona que hablan hasta por los codos, resultando ser una pesadez para quienes están con ellos. Les da igual si lo que dicen tiene interés para los demás o si realmente aporta información sobre algún tema en cuestión. Ellos tienen la necesidad de hablar y no hay quien los pare.
Todos conocen alguien así. Ese que está siempre ansioso por contar algo, por dar su opinión y por poner al resto al día de sus actividades. El problema es que, la mayoría de las veces, nadie sabe cómo callarlo.
Siempre he defendido el hecho de que, si alguien te está hablando con demasiada elocuencia, lo debes dejar que se exprese, porque posiblemente este desnudando su corazón, o simplemente diciendo todo aquello que tiene guardado y no puede decir donde quisiera hacerlo.
Es cierto: aguantar constantemente a una persona que habla mucho es agotador.
(lo sufren de sobremanera mis afectos para conmigo)
Pero… a veces, solo a veces, aquellos que hablan en demasía y sin parar, tan solo están tratando de ocultar algún fuego interno que los está quemando. Una mera forma de ocultarse del resto del mundo, y que nadie les pregunte nada…