Continuación de: https://kadaricosas.blogspot.com/2023/03/hilario-osuna-el-paraguayo.html
¿Porque quisiste dejarme solo mi guaina?, ¿acaso no tenías todo lo que esperabas?
Si desde hace años que venía esperándote, solo buscaba tener una oportunidad de tenerte, y hacerte mía.
Y vos estuviste de acuerdo.
Desde aquella primera vez que nos cruzamos en la bailanta allá por Santa Rosa, yo sabía que tu destino estaba atado al mío.
Con mi canoa te traje al rancho, te hice mi reina, solo vivía para adorarte…
Mi ranchada cobro vida desde que llegaste hasta ahí, despunto un alero y hasta hubo música.
¿Y vos?, ¿cómo pagaste mi devoción por ti?
Empezaste a andar con esos vestidos escotados, todas tus tetas al aire. ¿Qué te dije yo? Te enojaste conmigo y la culpa fue solo tuya…
¿Porque tuviste que cruzar miradas con el amigo Amengual?, ¿por qué? ¿Me tratas de poca cosa, de poco hombre…?
¿Porque no me respetas? Que carajo…
¿Ves cómo me pongo?, es toda culpa tuya mi amor.
El amigo Amengual dejo de ser un problema para nosotros mi amor, allá quedo su lancha hundida, en el pozo grande, por donde el Leyes alimenta La Setúbal… hasta allá lo fui siguiendo, ahí mismo le di muerte, y allá nomas lo carnie.
¿No te podías aguantar las ganas de andarte mostrando cada vez que yo me iba?, ¿tanta era la necesidad de que los hombres que pasan tengan que andar mirándote, casi puta?
Todas las noches lo mismo, me decías que ibas a irte, que esta no era vida.
¿Adónde ibas a estar mejor si no era conmigo? ¿ah?
Eras mi reina, eras mi amor. ¿No te alcanzaba?
Te juro que intenté cambiar muchas veces. Durante el día trataba de alejar malos pensamientos de mi cabeza, a base de remos y aparejos… pero nunca pude despejarme de saber que estabas haciendo mientras yo no estaba… que mierda que es todo eso
Te negaste a que te tocara y fue el colmo… con un palo tuve que acomodarte los pensamientos mi guaina… no me di cuenta, perdóname… te reventé la cabeza de un garrotazo.
¿Por qué fue que vos te fuiste mi guaina?, no ves que mis perros pudieron encontrarte. ¿Ah?
Te pedí, te imploré, que volvieras a la ranchada, y no querías… Vos eras mi amor.
Que ironía ¿no?, el arma del que estoy seguro amabas en silencio fue la misma que te dio alcance allá por los carrizales de Mendieta.
Después te metí un par de machetazos y dejé que te mueras desangrada.
Morir fue tu culpa, siempre tenelo en cuenta mi amor.
A tus entrañas las cagaran mis perros… y tu piel… Tu piel será cinto para mis cartuchos…
Ahora… tu carne alimentará mi carne, y me dará nuevas fuerzas para seguir adelante…
Alguien viene por la costa…