miércoles, 9 de octubre de 2024

Citadino en pueblo...

Permítanme hacer una aclaración: esto que leerán a continuación es solo un "escrito" que intenta tener un tinte humorístico si se quiere, una idea que surgió de la charla con un amigo. No quiero herir susceptibilidades de ninguna manera, puesto que como algunos saben, me he mudado hace muy poco a un pueblo del cual me he comenzado a sentir parte... así que mis palabras escritas, NO SERIAN PARA NADA COINCIDENTES con mi pensamiento personal. (valga la aclaración... muchas gracias por leerme)


 DÍA 1

 

Me vine desde la ciudad, buscando esa paz que solo se puede encontrar en un pueblo, la gente aquí es muy cordial y todo el mundo te saluda, entiendo que deberé acostumbrarme a eso. Nunca había visto tanta naturaleza. La brisa suave, el ladrido de los perros y el sonido de las chicharras me hacen sentir vivo. Ayer llovió y todo se ve tan fresco. ¡Esto es vida!

 

DÍA 2

Que maravilloso despertarse con el trino de los pájaros, cantan melodías que alegran mi mañana y los loros, ¡qué entretenidos son! Puedo pasar horas escuchándolos. Ha comenzado a llover, y a diferencia de la ciudad, acá la lluvia no me molesta; al contrario, me encanta ver cómo todo se llena de verde. ¡Qué hermoso es vivir aquí!

 

DÍA 3

Ver correr el agua en las cunetas me causo una emoción que no puedo describir. Me dieron tantas ganas de ponerme a armar barquitos de papel para verlos navegar, pero no se que pensara esta gente tan amable si me pongo a hacerlo. El agua pega contra los vidrios de mi ventana dibujando extrañas figuras, me resulta un día maravilloso al ver este espectáculo.

 

DÍA 9

 Ayer me desperté con el canto de los pájaros a las seis de la mañana. ¡Qué belleza! Pero, ¿por qué tienen que ser tan insistentes? Y esos perros, parece que cada uno tiene la misión de ladrar a cada ruido que escuchan. Es un poco demasiado, pero creo que ya me estoy acostumbrando.

 

DÍA 22

La lluvia ha sido constante desde hace una semana, y, aunque los días son frescos, el barro se ha empezado a apoderar de las calles. No puedo salir sin meterme en un charco. La gente sigue siendo amigable, pero creo que a veces se entrometen en mi vida. “¿Por qué esto?” “¿Qué haces con lo otro?” ¡Déjenme en paz un rato!

 

DÍA 29

 ¡Ay, los pájaros! Ya no son tan encantadores. Ayer me despertaron a las cinco de la mañana. Y esos perros… no hay rincón del pueblo que no esté marcado por sus sore...es. Empiezo a extrañar algunas cosas de la ciudad. Y no hablemos de los loros. Son una maldita plaga; todo el día metiendo un barullo infernal. Lo bueno de estar aquí es que la gente parece disfrutar de cada momento sin prisas, pero a veces extraño un poco el ajetreo de la ciudad, donde siempre hay algo por hacer

 

DÍA 35

Este lugar, se ha vuelto un caos. Las chicharras no paran de cantar, ¡y vaya que cantan! No puedo concentrarme en nada. La lluvia ha dejado todo como un chiquero cubierto de barro; salir es una aventura del Camel Trophy (no me dejen solo, sé que saben de que hablo). La gente sigue saludándome, pero yo ya no tengo ganas de charlar con nadie.

 

DÍA 40

Hoy decidí salir a caminar y casi me caigo en un charco. Las cunetas están llenas de agua y esos bichos de mier… ( ranas) no cesan de croar/cantar en toda la p.. tarde. Los perros siguen haciendo de las suyas en cualquier parte y no puedo dar un paso sin sentir que tengo mier… en las botas. La amabilidad del pueblo ya no me parece tan encantadora. Extraño el ruido de la ciudad, al menos allí no había tantos ladridos.

 

DÍA 50

 ¡Por fin! La lluvia pu… ha parado, pero el barro sigue aquí. La gente insiste en que debo integrarme más. “¿Por qué no te quedas a la fiesta del pueblo?” No, gracias. Estoy cansado de ser el nuevo. Y esos pájaros que me despiertan con sus put… cantos todas las mañanas, ya no me hacen gracia.

 

DÍA 55

 

El campo parece cada vez más hermoso, pero empiezo a notar que la rutina del día a día aquí es bastante diferente. A medida que pasan los días, el aire tranquilo de la mañana va disminuyendo, y siento que la calma se empieza a convertir en monotonía. Quizás sea que estoy acostumbrado a la energía constante de la ciudad, donde siempre hay algo sucediendo. Aquí, la tranquilidad comienza a sentirse densa, como si el tiempo se estirara más de lo necesario. ¿Por qué la gente hace todo tan lento acá?

 

DÍA 60

 Hoy decidí armar mis cosas y me vuelvo a la mier… Me estoy volviendo loco con tanto canto, tanto ladrido y tanto barro. Este lugar es hermoso, pero no es para mí. Prefiero el ruido de los coches, las luces y, sobre todo, el silencio de poder andar solo por la calle sin que nadie me pregunte como ando.