En estos tiempos de tanta velocidad y ruido, de tanto necesitar que sea todo para "ayer", donde las verdades parecen efímeras y el honor se desdibuja, a veces es necesario detenerse a reflexionar. A lo largo de mi camino, de estos 51 años de vida, he recogido una serie de pensamientos y convicciones, no como reglas inflexibles, sino como puntos de referencia. Las comparto con la esperanza de que, en algún futuro, puedan servir a alguien como guía o, al menos, como un recordatorio de que los principios sólidos son el cimiento de una vida con sentido.
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· Sé una persona de bien. La lealtad y el respeto son el camino para vivir con integridad.
· Cumple tu palabra y honra tus deudas. La confianza se construye con acciones, no solo con promesas.
· Nunca hables mal de alguien a sus espaldas. Dedica tu energía a cosas más valiosas que los chismes.
· Sé un amigo leal. Valora a quienes te apoyan y sé prudente con los extraños. Guarda tus asuntos personales para tu círculo de confianza.
· No esperes que te devuelvan los favores que haces. El valor de un favor está en darlo, no en recibir algo a cambio. Pero nunca olvides la ayuda que te han dado.
· Expresa tus ideas sin necesidad de discutir. El diálogo y el consenso son más productivos que el enfrentamiento.
· No confíes a ciegas en todos. Aprende a discernir quiénes son tus verdaderos amigos. La verdadera amistad es un tesoro que pocos tienen.
· Aprende de todos, no te creas superior a nadie. Cada persona tiene algo que enseñarte, desde un niño hasta un anciano. La humildad te abrirá muchas puertas.
· No busques el atajo. El éxito duradero se construye con esfuerzo y paciencia. Los caminos fáciles rara vez llevan a destinos valiosos.
· No te quedes en el error. Reconoce tus equivocaciones, pide disculpas si es necesario y sigue adelante. El pasado es para aprender, no para vivir en él.
· Si algo no te suma, déjalo ir. Esto aplica a personas, trabajos o hábitos. Libérate de lo que te resta energía y enfócate en lo que te hace crecer.
· Honra a tu familia. El respeto a tus mayores y el cuidado de los tuyos son la base de un buen carácter. No olvides de dónde vienes.
· Sé valiente para decir "no". No siempre tienes que complacer a los demás. Poner límites es un acto de respeto hacia ti mismo.
· No tomes las críticas como algo personal. Evalúa lo que te dicen, toma lo que sirva para mejorar y desecha el resto.
· Valora el silencio. No siempre es necesario llenar los espacios con palabras. A veces, la mayor sabiduría se encuentra en escuchar y observar.
· Trata con respeto a la gente que sirve. La verdadera nobleza se demuestra en cómo tratas a quienes no te pueden dar nada a cambio.Si eres respetuoso con todos, sin importar su estatus o posición, demuestras que tu respeto es una cualidad inherente a ti, no una herramienta para conseguir algo.
· Aprende a controlar tu ira. Las palabras dichas con enojo son como flechas que no se pueden recoger. La calma te dará la claridad para reaccionar de forma inteligente.
· Nunca subestimes a nadie. Las apariencias engañan. Juzgar a la ligera te puede hacer perder la oportunidad de conocer a personas extraordinarias.
· No prometas lo que no puedes dar. Es mejor ser honesto desde el principio que decepcionar a alguien con una promesa incumplida.
· Sé la persona que admiras.