-De ella me enamoró su personalidad…
Debo haber tenido, no sé, unos 11 o
12 años cuando escuche eso de boca de un amigo mayor que yo, contándole a un
tercero. Lo cierto es que puedo asegurar que lo tomé hasta con cierta gracia,
humor, al mismo, por el mero hecho de desconocer de que se trataba aquello.
A lo largo del tiempo, la vida me
fue revelando no solo esa, sino muchas otras cosas que en aquellos años me eran
completamente ajenas. Hoy, no solo soy capaz de comprender lo que en su momento
me resultaba incomprensible, sino que, además, he llegado a ser protagonista de
experiencias similares a las que antes solo había escuchado.
Erróneamente, muchas veces pensamos
que el enamoramiento, nos impacta primeramente por lo visual, pero al ir
pasando los años vamos descubriendo y entregándonos a otros matices mucho mas
importantes que tan solo la belleza física.
Como supe escribir en:
Belleza... en algunos versos
... si tan solo pudiéramos
apreciar que el verdadero valor de las rosas no son sus pétalos, sino el
perfume que desprende su interior...
Es interesante cómo, con el tiempo,
vamos descubriendo que el enamoramiento tiene tantas capas más allá de lo
físico. Es como si el proceso de crecer nos abre a una comprensión más profunda
de lo que realmente importa en las relaciones: la personalidad, la conexión
emocional, la empatía, la forma en que alguien te hace sentir y cómo compartes
momentos juntos. A esa edad, es casi inevitable centrarse en lo
superficial, pero después de un tiempo te das cuenta de que lo más valioso no
es lo que se ve, sino lo que se siente y lo que se comparte.
Cuando empiezas a sentir que algo
interno está cambiando (con una amiga, una colega o una compañera), puede
ser un momento confuso, porque te das cuenta de que esos sentimientos no son
necesariamente lo que has experimentado con otras personas. A veces, son
emociones que surgen de manera sutil, casi imperceptible al principio, pero que
van creciendo con el tiempo. El hecho de que haya una conexión que va más allá
de lo profesional o lo superficial, y que te toque en lo emocional o lo
afectivo, puede generar muchas preguntas internas.
Es natural sentir una mezcla de
emociones: curiosidad, inseguridad, incluso un poco de ansiedad. La dinámica
laboral puede ser compleja, porque no solo están en juego las emociones
personales, sino también la relación profesional. ¿Te arriesgas a explorar esos
sentimientos y ver hacia dónde van? ¿O te enfrentas al miedo de complicar la
relación laboral, de romper ese equilibrio?
La verdad es que en algún momento se
lo he dicho, he intentado ser claro, expresar lo que siento, pero su respuesta
ha sido siempre la misma: una sonrisa. Esa sonrisa tipo 'Mona Lisa', tan
enigmática, tan reservada, que parece decir mucho sin decir nada en absoluto. A
veces me pregunto si realmente se da cuenta de lo que estoy sintiendo o si está
jugando a mantener esa distancia profesional, esa barrera invisible que no me
deja saber si hay algo más detrás de su gesto. Es una mezcla de frustración y
confusión, porque a pesar de que he sido directo, ella sigue sin darme una
respuesta concreta, y lo único que tengo es esa sonrisa, que se queda ahí,
flotando, dejándome en el aire con una sensación de duda que no me deja
avanzar.
Hubo un tiempo en el que, por más
que las circunstancias parecieran acercarnos, siempre había algo que nos
mantenía a distancia, algo fuera de nuestro control. Cada vez que yo estaba
disponible, ella se encontraba en una relación, y cuando por fin ella estaba
sola, yo había vuelto a estar comprometido. Parecía que la vida siempre se
encargaba de poner barreras, de jugar con los tiempos y las situaciones de
manera tal que nunca coincidíamos en el momento adecuado. Como si el destino
nos estuviera pidiendo que aprendiéramos a esperar, sin saber si algún día
llegaría el momento adecuado para los dos.
Es curioso cómo la vida te lleva
por caminos tan extraños, donde todo parece estar hecho de momentos a
destiempo. Quizá ahora, mirando atrás, me doy cuenta de que todas esas
situaciones, aunque dolorosas o frustrantes en su momento, fueron simplemente
parte del proceso. El camino que cada uno tuvo que recorrer, las decisiones que
tomamos, las personas que tuvimos que ser antes de poder, quizás, compartir
algo más allá de las circunstancias.
Ojo, esto es algo que solo me
sucede a mí internamente. Ella jamás me dio indicio alguno de que algo similar
pudiera estar ocurriéndole. Nunca me mostró señales de que conmigo le pasara
algo, ni siquiera me dio la mínima pista de que pudiera percibir algo diferente
en mí. Todo lo que viví fue una construcción interna, algo que crecía en
silencio mientras observaba cómo nuestras vidas seguían sus propios rumbos. La
verdad es que ni siquiera sé si alguna vez lo notó, o si todo eso, al final,
fue solo una ilusión que me fabriqué en el proceso de esperar algo que nunca
llegó. Solo había esa sonrisa, la "sonrisa Mona Lisa", que se
mantenía en su rostro como una constante, como si estuviera guardando algo en
secreto que ni yo podía entender, pero que, al mismo tiempo, me dejaba con la
sensación de que algo más estaba pasando... aunque nunca supe qué.
Lo se… desde que el mundo es mundo
el sol nace y se pone siempre por el mismo lado en que lo hace a diario, sin
faltar un solo día…
A veces me encuentro deseando que
las cosas fueran diferentes, pero hoy en día parece imposible pensar en algo
más. No sé… tal vez me nutra esa esperanza vaga de que, de alguna forma, pueda ser
en otro tiempo y otro lugar. Como si, quizás en algún otro tiempo, bajo otras
circunstancias, podamos encontrarnos nuevamente. Es un pensamiento extraño,
pero a la vez reconfortante, como si el tiempo no fuera realmente un límite, y
que, de alguna forma, todo lo que no pude vivir aquí podría volver a ocurrir
más adelante. Tal vez, en otro plano, en otro momento, todo es posible.
Quizá hasta en otra vida…