lunes, 1 de noviembre de 2010

Dulces 36....

Soy un tipo de 36 años...para un infante sería UN VIEJO....para un adolescente…UN TIPO GRANDE....para un contemporáneo...UN JOVEN....para mayores que yo...UN PENDEJO, y es que la vejez (a criterio personal) es inversamente proporcional a la edad que uno va teniendo ¿no?

Para aquellos que le gustan los números, podrían decir que al haber pasado uno más de la mitad de una década, estoy más cerca de la otra punta que de la que voy dejando…o sea, estoy más cerca de los 40 que de los 30...o más tristemente…cerca del arpa que de la guitarra (como se decía en mi pueblo).

Y es que uno va creciendo, va desarrollándose como persona, va viendo crecer a sus críos, y llega un día (en mi caso hoy) que comienza a plantearse algunas cosas:

* ¿qué he hecho con mi vida?

* ¿logré todo lo que quise?

* ¿podré alcanzar los objetivos que me he propuesto?

y tantas cosas más, que no voy a aburrirlos con estas líneas (en realidad, sigo convencido que este blog lo leo yo...y nadie más)

Particularmente, algunos "desarreglos" (por llamarlos así) del orden corporal o de salud, hacen que uno trate de comenzar a cuidarse, o quererse un poco más, cosa que debería haber hecho desde mi más tierna infancia.

La muerte (esa maldita ladrona de seres amados) en mayor o menor medida nos va "picando cerca", y más aún cuando ya vamos teniendo ciertas edades. No sé, a lo mejor siempre estuvo presente "ahí", pero como que uno (yo) no le daba tanta bola. Hoy día creo que la empiezo a ver con más "respeto", como algo no tan lejano.

Ya seeeeeeeeeeee...aquél que me conoce sabe que soy un tanto "extremista", pero ese extremismo siempre me hizo ser un tipo "precavido".

Es mi intención vivir por muuuuuuuuuuuuchos años más, ...pero nunca se sabe. Lo único que realmente me gustaría ver antes de que mi cuerpo sirva de alimento a las bacterias, es crecidas y desarrolladas (como personas, con sus familias, sus trabajos, sus afectos) a los pequeños pilares de mi existencia...mis hijas.

Lo perturbador y aterrador de la muerte no es la muerte en sí, sino las creencias que tenemos de ella. No tenemos ninguna certeza de lo que nos espera después de ese momento; pero hay una cosa absolutamente segura y cierta: nadie puede eludir la muerte (esto lo leí en alguna parte, y es tan cierto como que nacemos únicamente para terminar muriendo)

Yo, como ves amig@ lector, sigo siendo el mismo, abusando de los signos de puntuación, y las ideas. Y espero seguir así por mucho tiempo...

Según Pedro, mi profesor de filosofía, el texto tiene que hacernos reflexionar respecto algo...no sé qué expectativas tenías para con este...yo solo buscaba hacer un poco de catarsis barata...perdón.

sábado, 30 de octubre de 2010

Sabiduría de viejos...

Después del fallecimiento de mi madre, allá por febrero del 81...mi abuela ya no fue la misma, pasaba gran tiempo del día con la mirada perdida, los ojos llorosos y rezaba y rezaba (nunca pude entender bien por qué...no soy creyente...no hay nada en el mundo que pueda hacer que cambie de opinión, así que no entendí jamás que oculta paz le podía causar eso).

Mucha gente me decía que mi abuelo era "malo", que la trataba mal, pero lo que mucha gente no sabía, no entendía, mejor dicho, era que, si el viejo no la obligaba a levantarse cada mañana, posiblemente la vieja jamás lo hubiera hecho por si misma...en ese:

-Dale!, dejate de joder y levantate (aunque no lo parezca) encerraba muchísimo amor de su parte...ese mismo amor que hacía que él prefiriera llorar su dolor solo allá en el campo...yo lo vi hacerlo, y mis primos también...muchas veces, y nos prometimos no decirle nada a nadie…y cumplimos.

Y es que no debe haber experiencia más traumática y compleja que la pérdida de un hijo.

El viejo supo contestarme a mi pregunta:

-Viejo... ¿por qué la abuela siempre está así...como ida?

-Todos estamos preparados para perder a nuestros padres, porque es una ley de la vida, pero nunca estamos preparados para perder un hijo...el dolor nunca se va por completo. Fíjese -me dijo- que pa´ nombrar a un hijo muerto, aún no se ha inventado ningún nombre…fíjese como será de feo -mientras hacía que secaba su sudor con el pañuelo, disimulando (o intentándolo) lágrimas.

AÑOS DESPUÉS....digo bien...años después...consejo publicitario argentino largaba un spot casi con la misma frase (parecida) a lo que la sabiduría de ese hombre me había dicho...

 

 

 

Una vez fallecido el viejo, la vieja se dejó ir...en algunos meses enmudeció y se fue secando como una uva...y es qué después de casi ochenta años al lado de su pareja, no supo, no pudo o no quiso vivir el resto de sus días sin él...

Y allá se fue...a buscarlo...

Todos los días nos pasan "cosas", a veces mejores, otras no tantas.

Perdonen mis amigos por el mal rato...es que hoy estoy en uno de "esos" días, donde la nostalgia puede un poco más que la coherencia...y esta maravillosa forma de mantenerme cuerdo, me permite compartir esto, que no se si alguien leerá alguna vez...pero que me hace bien...