Después del fallecimiento de mi madre, allá por febrero del 81...mi abuela ya no fue la misma, pasaba gran tiempo del día con la mirada perdida, los ojos llorosos y rezaba y rezaba (nunca pude entender bien por qué...no soy creyente...no hay nada en el mundo que pueda hacer que cambie de opinión, así que no entendí jamás que oculta paz le podía causar eso).
Mucha gente me decía que mi abuelo era "malo", que la trataba mal, pero lo que mucha gente no sabía, no entendía, mejor dicho, era que, si el viejo no la obligaba a levantarse cada mañana, posiblemente la vieja jamás lo hubiera hecho por si misma...en ese:
-Dale!, dejate de joder y levantate (aunque no lo parezca) encerraba muchísimo amor de su parte...ese mismo amor que hacía que él prefiriera llorar su dolor solo allá en el campo...yo lo vi hacerlo, y mis primos también...muchas veces, y nos prometimos no decirle nada a nadie…y cumplimos.
Y es que no debe haber experiencia más traumática y compleja que la pérdida de un hijo.
El viejo supo contestarme a mi pregunta:
-Viejo... ¿por qué la abuela siempre está así...como ida?
-Todos estamos preparados para perder a nuestros padres, porque es una ley de la vida, pero nunca estamos preparados para perder un hijo...el dolor nunca se va por completo. Fíjese -me dijo- que pa´ nombrar a un hijo muerto, aún no se ha inventado ningún nombre…fíjese como será de feo -mientras hacía que secaba su sudor con el pañuelo, disimulando (o intentándolo) lágrimas.
AÑOS DESPUÉS....digo bien...años después...consejo publicitario argentino largaba un spot casi con la misma frase (parecida) a lo que la sabiduría de ese hombre me había dicho...
Una vez fallecido el viejo, la vieja se dejó ir...en algunos meses enmudeció y se fue secando como una uva...y es qué después de casi ochenta años al lado de su pareja, no supo, no pudo o no quiso vivir el resto de sus días sin él...
Y allá se fue...a buscarlo...
Todos los días nos pasan "cosas", a veces mejores, otras no tantas.
Perdonen mis amigos por el mal rato...es que hoy estoy en uno de "esos" días, donde la nostalgia puede un poco más que la coherencia...y esta maravillosa forma de mantenerme cuerdo, me permite compartir esto, que no se si alguien leerá alguna vez...pero que me hace bien...