lunes, 10 de junio de 2024

De aparecidos y fantasmas "visitantes"...

 

Ayer, me vi mezclado casi sin quererlo, en una conversación en donde el misterio, lo sobrenatural y lo fantástico se mezclaba con lo real y mundano.

Leyendas urbanas incomprobables e inverosímiles para algunos, aunque lo ven real, aquellos que creen. Pero lo que la mayoría desconocía era que el verdadero problema no era el más allá, sino el "más acá" de algunas cuestiones.

Resulta que en una pequeña localidad llamada Recreo, existe una casa que todos aseguran esta embrujada. La leyenda urbana afirma que el anterior propietario había fallecido allí, dejando su alma aun vagando entre sus paredes y llenando el lugar de misterios y susurros fantasmales.

Un día, un forastero sin papeles de residencia permanente en el lugar, decidió enfrentarse al desafío y comprar aquella casa embrujada. Con una mezcla de escepticismo y deseo de negocio, pensó que sería una inversión perfecta.

Cada vez que alguien se acercaba interesado en alquilarla, el precio que pedía era tan elevado que hacía que los posibles inquilinos salieran corriendo más rápido que si hubieran visto un fantasma real. La reputación de la casa se propagó como el fuego, pero no precisamente por espíritus inquietos, sino por los precios que daban escalofríos.

Prontamente se dio cuenta de que alquilarla no sería tarea fácil.

-Pasa que, en su Nelson natal, las cosas son diferentes… ¿No, Don Dani? - consultaba por lo bajo un borrachito acodado al mostrador, sin recibir respuesta de nadie.

Mientras tanto, en otro rincón del pueblo, escuchaba a un hombre contar con ojos tan abiertos como platos su experiencia nocturna. Afirmaba que en su propia casa escuchaba pasos que recorrían el pasillo, se deslizaban hasta el patio y luego... desaparecían en la oscuridad. Sus amigos lo escuchaban con asombro, pensando en cada explicación sobrenatural posible.

Sin embargo, escéptico yo, tenía una teoría más mundana. No necesitaba invocar espíritus para explicar lo inexplicable. En mi mente, el "pata ‘e bolsa", aquel personaje que entra en escena cuando los esposos no están mirando, era la solución perfecta para el misterio del pasillo. ¡Claro! ¿Qué fantasma caminaría tan descaradamente por la casa, sabiendo que el marido podría aparecer en cualquier momento?, en cuanto tenia indicios de que el susodicho estaba en la casa… patitas pa’ que te quiero… (asi resulta mucho más difícil de garrotear un fantasma…jajaja)

Y así, en medio de historias de casas encantadas y sonidos extraños en la noche, la localidad de Recreo descubrió que, a veces, los misterios más profundos tienen explicaciones mucho más terrenales. Y que, a fin de cuentas, un poco de humor y escepticismo pueden alejar los fantasmas más aterradores... o convertirlos en simples patas ‘e bolseadas…

¡Los misterios más espeluznantes pueden tener explicaciones tan mundanas... como pelos un sobaco!