miércoles, 5 de marzo de 2025

Aceptar... la base de todo.

 

Aceptar al otro con sus limitaciones, sus temores, su desorden, sus debilidades y su mundo único es, tal vez, la puerta de entrada a una paz interior profunda y a la verdadera armonía en nuestras relaciones. Vivimos inmersos en un sinfín de expectativas sociales, culturales y personales que nos empujan a querer modelar al prójimo según nuestra visión de lo que debería ser. Sin embargo, al hacerlo, no solo empobrecemos la relación, sino que nos alejamos del genuino vínculo y la conexión que, por naturaleza, nos une.

martes, 4 de marzo de 2025

Atencion Plena (o como conseguir que todo te chupe un hué...)

 

Desde hace un tiempo, he encontrado en la atención plena, o mindfulness, una manera de vivir más en sintonía con el presente. Para mí, el mindfulness es la capacidad de estar consciente de cada momento sin juicios ni distracciones. No se trata solo de respirar profundamente o sentarse en silencio, sino de estar verdaderamente presente en todo lo que hago, apreciando cada experiencia con una mente abierta y receptiva.

lunes, 3 de marzo de 2025

Los Simpsons lo predijeron…

Cada vez que me siento a escribir (un cuento o un relato, no esta especie de pensamiento pseudo filosófico) respecto a un tema del que no conozco en demasía (o nada) y del cual quiero entrar en detalles, primero me tomo el tiempo de averiguar e investigar al respecto, casualmente para darle una mayor credibilidad al asunto.

domingo, 23 de febrero de 2025

Cuando sentís que nada vale la pena...

 

A veces nos encontramos en un punto en el que sentimos que nada de lo que hacemos importa. Nos miramos al espejo y nos preguntamos: "¿Para qué tanto esfuerzo? ¿Para qué seguir tratando si nadie lo nota, si nadie lo valora?" Es un sentimiento que se instala despacio, sin pedir permiso, hasta que un día nos damos cuenta de que pesa demasiado.

sábado, 22 de febrero de 2025

Lenta y dura despedida...

 

El viejo se apaga. No de golpe, no como una llama que el viento extingue de un soplido. No. Lo suyo es más lento, más cruel. Es un desvanecerse pausado, como la brasa que se consume sin prisa, dejando apenas un resplandor tenue antes de volverse ceniza. Y yo estoy aquí, testigo impotente de su despedida, sintiendo en el pecho esa mezcla de tristeza y resignación, de dolor y gratitud.