lunes, 3 de marzo de 2025

Los Simpsons lo predijeron…

Cada vez que me siento a escribir (un cuento o un relato, no esta especie de pensamiento pseudo filosófico) respecto a un tema del que no conozco en demasía (o nada) y del cual quiero entrar en detalles, primero me tomo el tiempo de averiguar e investigar al respecto, casualmente para darle una mayor credibilidad al asunto.

Es decir, si se me ocurriera contar la historia de un viajante de comercio (tan solo y por poner un ejemplo), y, como entre todas las cosas que sé, que soy, o que hice en mi vida, la de ser casualmente viajante de comercio no fue una de ellas, me pongo a investigar al respecto, no tan solo en vivencias, sino además vocabulario especifico, experiencias, y demás etc., a fin de que cuando el lector haga uso del mismo, diga:… Mirá…, pero cuando el que lo lea sea casualmente un viajante también piense: esto pasa… estas cosas me sucedieron, o me contaron de alguien a quien le sucedió (espero se entienda el contexto).

Es decir, siempre trato de tener un poco de información a fin de que el escrito fuere más o menos creíble.

Y cuando me topo (casi siempre en internet), con algún escrito “más o menos dudoso”, o del cual puedo llegar a tener algún vestigio de incredibilidad, hago “exactamente lo mismo”: BUSCO, LEO, AVERIGUO, que para eso Larry Page y Serguéi Brin crearon el monstruo que nos desasna a diario a más de uno.

Lo cierto es que desde hace bastante tiempo (casi recurrente diría yo), me encuentro con cada “BARRABASADA” escrita, de esas que te hacen pensar:

¿Posta que hay alguien que puede creer esto?

Y la verdad es que abundan tantísimas “teorías conspirativas” de lo que se les pueda llegar a ocurrir de pensar, como usuarios dispuestos a ver, sin tratar de averiguar si es verdad o no (aunque Ud. no lo crea… rezaba cierto programa de Ripley hace algunas decenas de años atrás).

Como la gran mayoría de la gente NO LEE, y no se toma el tiempo de AVERIGUAR siquiera si lo que están leyendo es real o no, y dan por cierto y sentado la premisa de que “SI ESTA EN INTERNET DEBE DE SER CIERTO”, estas fake news, (falsas noticias) siguen y seguirán apareciendo casi a diario.

Existe por otro lado, lo que conocemos como el efecto Mandela (nombre con que se conoce popularmente el fenómeno de confabulación compartida por varias personas. Es decir, un recuerdo falso compartido por un grupo o colectivo), el cual invito a investigar.

Y DESDE HACE MUCHO TIEMPO, nos vienen bombardeando con cosas que son prácticamente imposibles de comprobar, y cuya cuestión predictiva casi siempre se "endilga" a la familia amarilla, ¿no?

Cada vez que alguien menciona que Los Simpsons predijeron tal o cual evento mundial, no puedo evitar pensar en lo curioso que se ha magnificado esta cuestión de las casualidades entre algunos episodios de la serie y los hechos del mundo real. Como si Matt Groening, en algún momento, hubiera tenido acceso a un futuro alternativo, o peor aún, como si los guionistas de la serie poseyeran una bola de cristal capaz de anticipar lo que sucederá en años, incluso décadas. La verdad es que no es tan simple. Ni la magia ni el destino tienen nada que ver aquí. En realidad, todo esto tiene más que ver con lo que yo llamo la "intensiva observación cultural" que siempre ha presentado la serie Los Simpsons.

No podemos olvidar que Los Simpsons llevan un poco más de tres décadas al aire, un tiempo más que suficiente para que la serie acumule miles de episodios y de referencias a eventos sociales, políticos y económicos de todo el mundo. Si a eso le sumamos la capacidad de los guionistas para abordar casi cualquier tema con humor y sátira, es inevitable que, entre las situaciones planteadas en los episodios, algunas, por pura casualidad, terminen alineándose con hechos del futuro. El llamado "timing" (sincronización) y la cantidad de contenido de la serie hacen que, tarde o temprano, algo termine coincidiendo con un acontecimiento global.

Claro, la gente se emociona cuando, por ejemplo, Los Simpsons parecieran haberse enterado antes de la elección que ganara Donald Trump para presidente de los Estados Unidos o el brote de una pandemia global. Pero lo cierto es que, si lo analizamos, esas situaciones no son tan sorprendentes. Los guionistas no son profetas; son agudos observadores de la sociedad, con una capacidad casi quirúrgica para detectar las tendencias, los problemas y los personajes más relevantes de su tiempo. La serie es, en muchos sentidos, una reflexión amplificada de las dinámicas sociales y contemporáneas. Por lo tanto, si el programa toca, de manera cómica, el auge de un líder populista o la posibilidad de una crisis de salud global, no está prediciendo el futuro, simplemente está haciendo una caricatura de lo que está ocurriendo en el presente. Y si lo que toca, años después, sucede de manera similar, no es más que un caso de probabilidad.

Pero más allá de todo esto, lo que realmente me llama la atención es la forma en que muchas personas toman estas "predicciones" como un signo de que la serie tiene poderes sobrenaturales. Es fascinante cómo, en pleno siglo XXI, con acceso a información casi infinita, la gente sigue cayendo en la tentación de ver conexiones donde no hay ningún hecho raro. Como si el hecho de que algo se mencione en Los Simpsons tuviera el mismo peso que una investigación científica. No, en la mayoría de los casos, lo que hay es una combinación de coincidencias y una cultura capaz de captar los vientos de cambio del presente y hacia el futuro.

Y, sin embargo, a pesar de todo esto, seguimos preguntándonos:


¿Será que Los Simpsons lo predijeron realmente?

 
Tal vez la respuesta está en la naturaleza misma de la serie, que no solo es una caricatura de la sociedad estadounidense, sino un espejo deformado de las preocupaciones más universales de nuestro tiempo. A lo largo de los años, han sido expertos en leer entre líneas las noticias, en hacer preguntas incómodas, en exagerar realidades y, sobre todo, en identificar patrones de conductas humanas (según mi propia interpretación). Y cuando se lleva tanto tiempo observando el mundo de esa forma, es casi inevitable que algunas de esas observaciones se vuelvan relevantes en el futuro.

Pero claro, cuando pensamos que Los Simpsons predicen el futuro, no es la serie la que está diciendo algo, sino más bien nosotros, que, en nuestra necesidad de encontrar patrones, le estamos dando un poder que quizás nunca tuvo. Y, sin embargo, de esta forma, la magia sigue funcionando: nos devoramos la idea de que una caricatura nos revele los secretos del futuro, como si el caos del mundo pudiera realmente predecirse por la caricatura de una familia amarilla.

En definitiva, y siempre según mi propia visión/interpretación del asunto, Los Simpsons no son videntes ni tienen acceso a un oráculo del futuro. Lo que sí tienen sus creadores-guionistas, es una capacidad impresionante para reflejar, con humor y agudeza, las tendencias y dinámicas de nuestra sociedad. La verdadera razón por la que sus "predicciones" parecen cumplirse no es la magia, sino la observación detallada del mundo que nos rodea. A lo largo de más de tres décadas, la serie ha captado con precisión los cambios políticos, económicos y culturales, creando escenarios que, con el tiempo, pueden parecer proféticos. Pero en realidad, no hacen más que mostrarnos lo predecible que puede ser, en ocasiones, la naturaleza humana.