sábado, 1 de noviembre de 2025

Prestá atencion...

Mirá, Rogelio, te hablo sin rodeo,
vos me pediste opinión, y acá la tiro;
no es sermón ni bronca, te lo digo en serio,
pensá un poco, che, te lo digo con cariño.
Los lunes, miércoles y viernes a la pelota,
los jueves reunión fija, siempre sin demora;
parece que el tiempo solo a eso se anota,
y a otras cosas importantes ya no importan.

viernes, 31 de octubre de 2025

Ella fue el porqué...

 -¿Y cómo era? -pregunté.

-Deslumbrante. Voluptuosamente sensual, una combinación poderosa que evocaba la imagen de una belleza no solo física, sino también emocionalmente envolvente. La piel más pura que uno pudiera imaginar, tan clara que parecía casi etérea.

domingo, 26 de octubre de 2025

La ¿sana? envidia...

 

Esta mañana en mi trabajo, se desató un pequeño pero apasionado debate entre compañeros, todo a raíz del viaje a DUBAI de alguien conocido. Alguien, con la mejor intención, comentó: "Le tengo una sana envidia". Y justo ahí, la discusión arrancó.

Mi posición fue, y sigue siendo, que la "envidia sana" no existe. Considero que es una frase que usamos para disfrazar una emoción genuinamente incómoda y, por definición, negativa. Para mí, decir "envidia sana" es lo mismo que decir "ladrón honesto".

domingo, 19 de octubre de 2025

AVISO CLASIFICADO URGENTE

 

 Posición Estratégica de Tiempo Completo y Vitalicia

SE BUSCA: Persona para ocupar un Cargo Único y Fundamental en el corazón de un hogar.

Dedicación Requerida: Tiempo Completo (), días al año. Full Time de amor incondicional.

Requisitos Innegociables (Excluyentes):

domingo, 28 de septiembre de 2025

Al MAESTRO Miguel..."el loco"...

 

JAMAS, he tenido “ídolos” en mi vida… la idea de la idolatría, en sus diversas formas, plantea una compleja relación entre la admiración y la dependencia emocional. Desde una perspectiva filosófica y psicológica, podemos entender que la tendencia humana a elevar a ciertas figuras como "ídolos" es un reflejo de la necesidad de pertenencia, guía y validación. Sin embargo, esta fascinación por la figura del otro, al llevarse al extremo, puede derivar en una especie de sustitución de nuestra propia autonomía por la imagen de la persona idolatrada. En lugar de buscar la sabiduría dentro de uno mismo, uno se entrega al juicio ajeno, perdiendo gradualmente la capacidad de tomar decisiones autónomas o de desarrollar una identidad sólida.