miércoles, 19 de febrero de 2025

Energia en proyección...

 

A veces me impresiona cómo las personas pueden percibir o sentir lo que no es visible a simple vista: esa energía invisible que nos envuelve, esa corriente de emociones, pensamientos y vibraciones que se transmiten incluso sin palabras.

Hoy, una huésped del hotel me hizo una observación curiosa. Me dijo que no tenía, o que no veía en mí, la misma "energía" que ayer. Su comentario me dejó pensativo, porque no es algo fácil de explicar, pero, sin embargo, todos sabemos a qué se refiere. ¿Es posible “sentir” algo sin que se vea?

martes, 18 de febrero de 2025

Volver al trabajo post vacaciones...

 

Yo imagino que debe haber tantos “rituales matutinos” como laburante yendo al yugo cada día. ¿No?

Estará el que no sale sin desayunar, el que pospone el despertador infinidad de veces, el que sorbe siete traguitos de agua antes de salir, el que no sale sin ir de cuerpo para que no le agarre en el viaje, etc., etc., etc.

martes, 11 de febrero de 2025

No quiero mentir..

 Este escrito estaba entre los archivos del blog. Lo loco de esto, es que si bien es un pensamiento que comparto, NO RECUERDO HABERLO ESCRITO, pero... puedo suponer fue producto (quizá) de alguna noche de alcohol y su consecuente paso de factura matutina... en fin. Pasen y lean...

 

Quién lo tenga mas grande...que mande el primer mensaje.

 

Era la tardecita y encare pal bolicho “El Refalon” (del Topo Aladino), y en la entrada me lo encuentro al Venancio Alcino, que le dicen “Ampolla”, porque siempre aparece después del trabajo.

Ate a la Zulema en el palenque, le rasque el pescuezo como a modo de despedida y con mi fiel perro el Álvaro siguiéndome los talones, cruce la puerta del boliche con la misma solemnidad con la que el cura entra a la iglesia.

lunes, 10 de febrero de 2025

El Moncho (historia veridica)

 

Había un médico en Laguna Paiva, cuyo nombre se pierde en el transcurso de esta historia, que por un afortunado diagnóstico (según creo haber oído) y la consecuente recuperación casi milagrosa de su paciente, fue obsequiado por la familia de éste con un simpático y pequeño burrito. El Moncho.