La vida nos sorprende casi a diario, si estamos dispuestos a ver más allá de nuestra propia nariz.
En ese recopilar casi constante de saberes, experiencias y amistades, nos cruzamos sin saberlo (la mayoría de las veces) con personas que nos cambian en parte o en un todo nuestros propios destinos, para bien, o para aprender de ello (sabrán mis asiduos y anónimos lectores porque me refiero de esta manera a ello).