Ayer, fue una jornada que permanecerá grabada en mi memoria por varias cuestiones. Finalmente tuve el coraje de abrirme y dejar salir todo lo que había estado guardando dentro de mí. Fue como si hubiera estado cargando un peso invisible durante mucho tiempo, y finalmente había llegado el momento de soltarlo.
Afortunadamente tuve la oportunidad de sentarme frente a una de las personas con las cuales necesitaba hablar y abrirme completamente. Fue una experiencia liberadora y emocionalmente intensa, una conversación que cambió la dinámica de nuestra relación, espero que para mejor.
Porque solo podemos hablar, cuando la contraparte está dispuesta a escucharnos…
Fue como encontrarme frente a un espejo, mirando mi reflejo con una mezcla de nerviosismo y determinación. Sabía que necesitaba enfrentarme a mis propias verdades, sacar a la luz todo lo que había estado escondiendo en lo más profundo de mi ser.
Comencé lentamente, pero a medida que las palabras salían, la verdad se abría paso con una fuerza imparable. Cada palabra que pronunciaba era como un susurro liberador, una confesión que había estado esperando durante mucho tiempo para ser escuchada.
Pero lo más importante, mientras hablaba, sentía que me estaba volviendo más íntimo conmigo mismo.
Ayer por la tarde, encontré un lugar tranquilo (en la paz que me transmite mi hogar), lejos del bullicio del mundo exterior, donde podía estar solo con mis pensamientos. Me senté frente a mi escritorio, con una página de World en blanco frente a mí, un teclado dispuesto y muchísimas cosas que aclararme a mí mismo.
Comencé a escribir, dejando que las palabras fluyeran libremente sin censura ni juicio. Escribí sobre mis miedos más profundos, mis esperanzas más sinceras y mis sueños más salvajes. Escribí sobre las alegrías que he experimentado y las tristezas que he soportado. Escribí sobre todo y sobre nada al mismo tiempo, dejando que mi corazón me dictara las palabras.
Con cada palabra que escribía, sentía un peso levantarse de mis hombros. Era como si estuviera despojándome de capas y capas de armadura que me habían mantenido encerrado durante tanto tiempo. Me sentí vulnerable, pero también me sentí libre.
Al final de la noche, cuando miré hacia atrás en las páginas que había llenado, me di cuenta de que había logrado algo increíble. Había encontrado una forma de liberarme de las cadenas que me habían estado atando, simplemente dejando que mis pensamientos y sentimientos salieran al mundo.
Anoche fue una noche de auto-descubrimiento y liberación. Y aunque el camino por delante puede ser incierto, sé que estoy un paso más cerca de encontrarme a mí mismo y vivir una vida auténtica y plena. Y eso, en sí mismo, es un regalo invaluable.
Mas tarde, tocó el turno de hablar con ella, y lo hicimos en un lugar tranquilo, donde la única música que resonaba era el latido de nuestros corazones. El peso de las palabras que había estado guardando durante tanto tiempo parecía aplastar mis hombros, pero sabía que era necesario dejarlas salir.
Empecé tímidamente, como si estuviera probando las aguas frías de un arroyo antes de zambullirme, pero a medida que hablaba, las palabras fluían con una facilidad sorprendente. Le conté todo, desde mis miedos más profundos hasta mis ideas más salvajes. Hablamos de nuestras esperanzas y temores, de nuestras alegrías y tristezas, de todo y de nada al mismo tiempo.
Cada palabra que salía de mi boca era como un peso levantado de mis hombros, una carga que había estado llevando durante demasiado tiempo. Me sentía vulnerable, pero también me sentía libre. Libre para ser completamente honesto con ella y conmigo mismo, libre para compartir mis pensamientos más íntimos y libre para ser yo mismo sin reservas.
Pero lo más importante, mientras hablaba, sentía que nuestra conexión se profundizaba aún más. En ese momento, nos volvimos más que amantes; nos convertimos en confidentes, cómplices en esta aventura llamada "vida en pareja".
Anoche, al hablar con ella, descubrí un nuevo nivel de intimidad y complicidad que nunca antes había experimentado. Aunque el camino por delante puede ser incierto, sé que mientras tengamos el coraje de hablar honestamente el uno con el otro, podremos enfrentar cualquier desafío juntos.
Y eso, es lo más hermoso de todo…