Esta mañana en mi trabajo, se desató un pequeño pero apasionado debate entre compañeros, todo a raíz del viaje a DUBAI de alguien conocido. Alguien, con la mejor intención, comentó: "Le tengo una sana envidia". Y justo ahí, la discusión arrancó.
Mi posición fue, y sigue siendo, que la "envidia sana" no existe. Considero que es una frase que usamos para disfrazar una emoción genuinamente incómoda y, por definición, negativa. Para mí, decir "envidia sana" es lo mismo que decir "ladrón honesto".