... muchas veces encontramos la emoción en pequeños gestos, en caricias, en simples miradas.
Mamihlapinatapai es una palabra del idioma yagán cuya
traducción (imprecisa por cierto) sería:
«Una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra
comience una acción que ambas desean pero que ninguna se anima a iniciar»
Otras, la emoción misma solo nos encuentra, sin buscarla y sin quererlo.
Quizás, un simple comercial en tv, una película, una serie, nos encuentra, nos arrastra y nos lleva a "ese" lugar que se encuentra en nuestro inconsciente y nos sumerge en él, para traernos a flote con el más impensado y genuino de los llantos.
Desde este humilde espacio (en donde este hacedor de lectores vuelca casi cotidianamente aquellas letras que se amontonan dentro y pujan por salir) he comentado muchas veces al respecto, y esto viene a ser un poco más de lo mismo.
Porque ¿qué es la emoción en sí, sino una fuerza que influye en nuestro pensamiento y en nuestras conductas?.
Esa misma fuerza que debiera obligarnos a actuar en base a ella, pero (siempre existe un pero) que nos reprimimos en demostrar.
A veces ese llanto genuino del que escribo, es nada más y nada menos que un mero llanto ajeno. Tal vez, producto de alguna muy buena dupla actoral, nos recuerda lo felices que hemos sido, o la faltante de la nombrada.
Vamos dejando de lado, consciente o inconscientemente, aquellos momentos que atesoraremos por el resto de nuestra existencia, y muchas veces no nos tomamos el tiempo suficiente y/o necesario, para expresar nuestros sentimientos a todos y cada uno de aquellos que indefectiblemente sabemos un día no estarán más entre nosotros.
Personalmente pregono (desde hace tantos años que ya no recuerdo), el NO GUARDARNOS NUESTROS SENTIMIENTOS para más adelante... muchas veces ese "tiempo de espera" deja de ser tal, y nos encontramos un buen día con todas aquellas cosas QUE PUDIMOS HABER DICHO y no dijimos... atragantadas en nuestras gargantas, y eso... mi querido lector... con el tiempo suele transformarse en un dolor que nos acompañará mientras vivamos.
Siempre digo que si pudiera volver el tiempo atrás, solamente quisiera hacerlo en tres oportunidades:
Para evitar decir palabras que jamás debí haber dicho, para pedir perdones a quien injustamente derramo sus lágrimas por mí, y para decirle A ESA PERSONA lo mucho que lo quería...y cómo me hace falta...
No queden callados HOY, y evitarán MAÑANA estar llorando LLANTOS AJENOS...