viernes, 3 de enero de 2025

Qué día señor... qué día...

 

Anoche, tipo 11, las chicharras en los montes que rodean el pueblo parecían haberse reunido para dar un concierto nocturno impresionante, digno de una orquesta sinfónica en plena apoteosis. No sé si fue la intensidad del sonido o el eco de la naturaleza haciéndome pensar que, tal vez, este pueblo entero estaba a punto de ser invadido por una banda de rock de insectos, pero de alguna manera todo me envolvía en una atmósfera tan surrealista como imparable. Como si el silencio, ese antiguo compañero de las noches, hubiera decidido hacer una pausa y dejar a las criaturas de la noche tomar el escenario.

jueves, 2 de enero de 2025

Los adecuados...

 

La idea de este escrito surge de algo que leí esta misma tarde, y que me pareció fantástico...

Freud afirmaba que las coincidencias no existen. Según él, cuando nos encontramos con alguien por pura casualidad, en realidad es porque esa persona ya había estado en nuestro campo de visión, aunque tal vez de manera inconsciente, apenas perceptible, como un destello al rabillo del ojo. Un instante fugaz, algo que no prestamos atención en su momento, pero que de alguna forma se quedó grabado en nuestro subconsciente, esperando a ser recordado y reconocido cuando fuera el momento adecuado. El misterio, en su visión, no estaba en el azar, sino en el hecho de que todo lo que ocurre está conectado de una manera profunda y significativa, más allá de lo que somos capaces de comprender al principio.

miércoles, 1 de enero de 2025

Hoy es MIÉRCOLES…

 


Bueno, listo, ya llegaron, ya las vivimos, ya pasaron, y es que las fiestas son tan solo eso… fiestas.

 
Lo cierto es que esta época además sirve para la reflexión, motivada quizá por la culminación de un año, el comienzo de un nuevo ciclo, porque cobramos el aguinaldo, o vaya a saber por qué, uno empieza a colocar en la balanza todo lo bueno y lo malo que le ha ido sucediendo.

domingo, 29 de diciembre de 2024

Horrible...horrible vicio...

 

Hace muchos años, cuando era adolescente, trabajaba en un restaurante sobre Boulevard y Francia. Un domingo, el lugar estaba particularmente tranquilo. El viejo Chiquito, jefe de los mozos, me había tomado mucho cariño y siempre decía que yo era un “nieto postizo”. Ese día, me llamó y me dijo:

Pendejo, vayámonos…

Le pregunté adónde íbamos.

A los burros, me respondió sin dudarlo.

sábado, 28 de diciembre de 2024

Lo dices tu... o lo digo yo...?

 

-Hace 60 años que estoy enamorado de la misma mujer (lo escuché decir).

Acto seguido acotó:

-Cómo me gustaría que ella lo supiera...