…estás entrando a una habitación casi a oscuras.
Empezas a caminar unos pasos y cuando tus ojos comienzan a
acostumbrarse a la penumbra, algunas formas te resultan conocidas…
Una silla, algunos diarios
y algunos vasos desparramados por el piso, un ventilador en contra de la pared, un ventilúz a medio abrir, una mesa con un velador encima...
Vanamente tratas de ver dónde está la tecla de encendido…
…de afuera, un poco más lejos, llega el murmullo de un tren…
(y la voz de la cantante de moda resonando en tu cabeza:
… no todo es blanco o negro…ohhh…ohhh ♪♫
También existen los grises…ohhh...ohhh♪♫)
A tu derecha un perchero ¿de quién es ese sombrero colgado
en él?
Sobre la pared de enfrente un espejo roto casi justo a la
mitad, te acercas lentamente al ventilúz e intentas mirar hacia afuera…
¿Pudiste verte en la habitación y efectuar lo descripto?
Esto está claramente relacionado con la empatía, el sentimiento de
identificación con algo o alguien.
El cerebro, al parecer, no
distingue claramente entre leer sobre la experiencia de un personaje de ficción
y vivir esa actividad en la vida real.
Eso…MI ESTIMADO…te acaba de convertir en mi LECTOR,
eres tú y tan solo tu quien acaba de ver esa especie de “película”
transcurriendo en tu cabeza… yo solamente fui el “nexo” para que ello pueda
sucederte...
¿Cuál es el problema entonces de que yo me siga autodenominando hacedor
de lectores?
A VECES UNO TIENE QUE LEER CADA COSA... mon dieu