-Amigo – me dijo- vos que te sale bien, que sabes hacerlo, tenes que escribir mi historia de amor con Ella.
Yo me cebe otro mate mientras oía sus audios…
- Tenes que contar, quiero que el mundo sepa lo que es mi vida desde que la conocí, decirles a todos que no se lo que me pasa. Que cuando estoy a su lado soy otro.
Quisiera señalar que lo que leerán a continuación es una conclusión de una conversación que mantuve con amigos, de la cual todos hemos aprendido y en la que hemos coincidido en un pensamiento similar al que presento a continuación. Por lo tanto, es importante para mí, aunque sé que puede no ser relevante para todos, aclarar que no todas las ideas aquí reflejadas son exclusivamente mías.
Existen dos tipos de sueños… (al menos lo que yo identifico como tal).
Cada mañana, al salir de casa, emprendo un recorrido de 25 kilómetros que me lleva desde la puerta de mi hogar hasta el umbral de mi lugar de trabajo. Este trayecto, de aproximadamente media hora, se ha convertido en un ritual importante en mi vida diaria. No se trata solo de un desplazamiento físico, sino de un viaje mental y emocional que me ayuda a prepararme para el día que tengo por delante.
Desde hace tiempo, no consigo conciliar el descanso. No es el sueño lo que me escapa, sino una paz más profunda y esencial. Mi casa, que debería ser un refugio, se ha convertido en un escenario inquietante. Días enteros en que los ruidos comienzan de manera imprevista: el sonido de muebles arrastrándose, voces indistinguibles y risas apagadas. Al principio, el terror me envolvía cada vez que escuchaba esos sonidos, pero con el tiempo, he aprendido a convivir con ellos.
LO QUE LA MAYORÍA DE LAS PERSONAS, entendemos como “tormenta”, es un fenómeno meteorológico en donde abundarían las precipitaciones, vientos fuertes, caída de granizo y actividad eléctrica, pero la realidad es que tormenta, es la denominación científica a nubes con actividad eléctrica (únicamente, y no necesariamente incluye todos los fenómenos asociados como granizo o vientos fuertes, etc.).
Ayer, en el frontpage de un Facebook, leí lo que pondré a continuación, y como no quiero ni que se desvirtúe, ni la gente comente cosas que no son, o imaginen y hagan conclusiones desaceradas, prefiero utilizar este medio para esgrimir lo que a mi criterio, refutaría lo escrito. Aquí debajo el texto "original":
La noche se extiende sobre la ciudad como un velo de terciopelo, profundo e impenetrable. En el pequeño rincón de una habitación sombría, el tiempo parece detenerse, cada segundo...un latido pesado en el pecho. Me encuentro en medio de un abismo que se expande sin fin, donde cada pensamiento parece resonar como un eco lejano, difuminado por la penumbra que me rodea.
Yo...
Recientemente, en una cena familiar, alguien me mencionó algo que (en mi propia percepción, me dio a entender) que el uso de la imaginación en la escritura puede considerarse como mentirle a la gente. Este comentario me hizo reflexionar profundamente, y quiero compartir mi perspectiva al respecto.
La noche se había desplegado con una mezcla de aromas a carne asada y risas ruidosas. En el patio, rodeado de alguno de sus amigos, el hombre de la casa (del cual no daré nombres para no herir susceptibilidades), que siempre se veía a sí mismo como el ídolo de la fiesta, estaba en plena forma. Con un vaso de tinto en la mano y un brillo de autosuficiencia en los ojos, comenzó su relato con la misma seguridad que el Negro Fulco (locutor) en un escenario.