Nadie está preparado para afrontar un duelo. Es decir, si pasas algún tiempo con un ser querido en agonía, te podrás ir acostumbrando a la idea de que en cualquier momento ese ser ya no estará físicamente entre nosotros, pero eso es todo. A partir de ahí, internamente pueden sucederte mil y una cosas de las cuales solo tú serás capaz de enfrentar o no.