jueves, 12 de junio de 2025

Inentendimeinto humano...

 

Cada vez, entiendo menos a la gente... es un misterio que ni los filósofos más grandes podrían desentrañar, o al menos, no los que viven por acá cerca.

Aparentemente, y recalcaré aparentemente porque, como bien se sabe, "La realidad es subjetiva en función de nuestros propios intereses" (y mis intereses, créanme, no incluían esta performance callejera), he cometido algún "pequeño error conductivo". (Pues uno no está exento de cometer pequeños deslices, claro)

lunes, 9 de junio de 2025

Un triste cumpleaños....

 

La pérdida de un ser querido es, sin lugar a dudas, uno de los momentos más complejos que podemos experimentar en la vida. "Emotivo" y "doloroso" no son ni de lejos las únicas palabras que podrían describirlo, pero creo que son de las que más se ajustan. Emotivo porque se trata de algo profundamente humano, que toca fibras internas que quizás ni siquiera sabíamos que existían. Y doloroso, porque la ausencia física de alguien que fue parte esencial de nuestra existencia deja un vacío que no se llena con facilidad.

miércoles, 4 de junio de 2025

Si la misma muerte...

 

Si la muerte se sentara junto a ti, y te dijera:

-Termina de comer, es hora de irnos…

¿Qué le responderías?

 

La miraría a los ojos, le correría una silla invitándola y le diría: 

Sentate, destapate un vino. Acompañame en esta velada, degusta estos alimentos a mi lado. Contame de vos mientras te escucho con atención individua, mi enfoque total está en vos, en este corte de carne, y en este vino.

Le miraría sin miedo, pero con la serenidad que solo da el paso del tiempo, y le invitaría a quedarse, a acompañarme. No quiero que apresure ese momento.

-Si has de llevármelo todo, al menos comparte este último instante conmigo. Si vas a arrastrarme hacia lo desconocido, entonces, déjame disfrutar de este vino, de esta comida, de este último suspiro de vida.

Tómate el tiempo, que lo tienes, y mientras te sientas a mi lado, quiero que hablemos, quiero escuchar tus historias, quiero saber de ti, de tus viajes, de aquellos que han caído antes que yo. Te invito a que me cuentes cómo ves el mundo desde tu silla eterna, cómo es la mirada que tienes hacia aquellos que, como yo, están aquí solo por un breve instante en este inmenso ciclo que jamás entendemos por completo.

Y aunque sé que el destino, el tuyo y el mío, está sellado desde el mismo instante en que nací, me pregunto por qué has tardado tanto en llegar. ¿Acaso temías mi resistencia, mi deseo de seguir? Siempre has sido un concepto abstracto, algo temido y distante. Pero ahora, aquí contigo, la vida se ve distinta, los colores más vívidos, las sombras más amables. Quizás el tiempo, que has venido a reclamarme, me da el último regalo de todos: la aceptación de tu llegada.

Sin embargo, antes de partir, hay algo que debo pedirte, como quien pide la última voluntad antes de cerrar los ojos. Cuando llegue el turno de mis hijas, cuando ellas lleguen a sus últimos días, quiero que tengas la paciencia de esperar. Déjalas recorrer su vida por completo. Que vivan sus momentos de amor y desesperación, de crecimiento y caída, de todo aquello que hace que sus corazones laten con una fuerza única. No llegues antes de que sus manos se tornen arrugadas, no apresures la despedida.

Solo ven cuando sus miradas ya estén llenas de historias, cuando sus pasos sean lentos pero firmes, cuando ya hayan tocado el dolor y la alegría de la vida. Te pido que les concedas todo el tiempo posible, para que conozcan la plenitud de la existencia antes de llevarlas, como a mí, a lo inevitable.

Quizás me sigas, y yo lo sepa. Quizás no haya más palabras, solo la música del viento y el sonido de pasos que marcan el fin. Pero mientras tanto, quiero saborear el presente, este último brindis que tenemos juntos, y que quede claro, querida amiga eterna, que no me voy con rencor. Solo con la paz de haber vivido y de haber tenido la fortuna de hacerme preguntas, de haber amado, de haber conocido tanto, y de saber que lo que venga después es tan solo otra parte del mismo viaje.

Ahora, cuando quieras, podemos levantarnos. Pero quiero que sepas que este último momento, esta última cena, nunca se olvidará. Yo también soy parte de ti, como lo somos todos los que hemos vivido en este frágil y hermosísimo planeta. Cuando mis cenizas se disipen, cuando ya no quede nada de mí, me habrás tenido aquí, sentado a tu lado, compartiendo una última copa. "Y cuando llegue el momento de mis hijas, me aseguraré de que tú, la que siempre ha acechado en silencio, seas la última en acercarte, el último suspiro que sus ojos encuentren antes de partir. No te apresures. Déjalas vivir hasta el último de sus días, pero que sea solo cuando hayan recorrido todo su camino, cuando su alma esté lista para encontrarse contigo".

 Solo te pido que respetes lo que ha sido, que no te lleves lo que aún no se ha vivido, que no les arrebates lo que les queda por conocer.

Entonces, te miro una vez más, y me inclino ante ti. Estoy listo. No hay miedo. Hay paz.

Te sigo, ya es hora de irnos...

 

Imagen generada 

(gracias Sebas R. por la imagen) 


lunes, 2 de junio de 2025

Amor echo lágrima…

 

Considero que el acto de llorar, sea quizá el primer acto de reconocer y demostrar nuestros propios sentimientos…

Estuve averiguando un poco (y agradezco la ayuda de la gente de https://www.psico.org)  y resulta que el llanto humano, aunque parece una simple reacción emocional, es un fenómeno neurofisiológico y psicológico complejo, que involucra tanto un origen emocional, como un procesamiento cerebral, para así conseguir una respuesta fisiológica. En definitiva: El llanto es una reacción biológica a emociones intensas, donde el cerebro activa el sistema nervioso y produce una descarga física (lágrimas, temblores, respiración) con una función reguladora y comunicativa.

sábado, 31 de mayo de 2025

Hasta luego ...

  

Hay pérdidas que no se gritan, se sienten en silencio.
Cuando alguien querido se va, algo se corre adentro, como si el alma perdiera el equilibrio por un segundo y no supiera bien cómo volver a pararse.

No importa cuántas veces hayamos compartido una mesa, una charla, una risa o un silencio. Siempre queda la sensación de que faltó una más. Una más para decirle lo que nunca dijimos, o para repetir lo que tantas veces dijimos pero ahora suena distinto: te quiero, te agradezco, estoy acá.

Y entonces, el vacío no es solo físico. Está en los rincones donde solía estar su presencia. En la taza que no se usa más. En el lugar de la mesa que ahora tiene otro peso. En las cosas que queremos contarle, pero ya no hay a quién.
La vida sigue, dicen. Y es cierto. Pero sigue con una mueca distinta. Con un hilo de nostalgia que se cuela en los días sin pedir permiso.

Porque cuando alguien se va, no se va del todo.
Queda en nosotros. En la manera de cortar el pan, en una frase suya que ahora repetimos sin darnos cuenta, en el gesto que heredamos sin querer.
Queda en la memoria, sí, pero también en el cuerpo. En la forma en que miramos el mundo desde que ya no está.
Y ahí, en ese dolor que a veces aprieta el pecho de repente, entendemos cuánto lo queríamos. Cuánto lo necesitábamos. Cuánto nos marcó.

Perder a alguien no es solo despedirse.
Es aprender a vivir con su ausencia.
Es recordar sin romperse, aunque a veces uno no pueda evitar quebrarse igual.
Es amar, incluso después.

Hoy perdí a mi suegro... 

 
Pero más que eso, perdí a un hombre que me supo adoptar sin condiciones, con esa generosidad serena que no necesita gestos grandilocuentes para hacerse sentir. Me abrió la puerta de su familia y, sin demasiadas vueltas, me hizo lugar. Me trató como a un hijo.

En su forma de estar, de acompañar sin invadir, me enseñó cosas que uno aprende más por el ejemplo que por las palabras.

Hoy me duele su ausencia. Y ese dolor no se mide con palabras ni con el tiempo: se siente en el pecho, en los recuerdos que aparecen de golpe, en la certeza de que ya no va a estar para una charla más, un consejo, o ese silencio cómodo que sólo se logra con quienes nos quieren de verdad.

Gracias por todo lo que me diste, viejo. Me quedo con tu risa, tus historias, y el modo en que supiste hacerme sentir parte.

Hasta siempre Elvio....

Falta de Apoyo

 

En momentos de profunda tristeza y dolor, cuando la vida nos pone ante desafíos tan grandes como la pérdida o el sufrimiento de un ser querido, uno espera que las personas que nos rodean, especialmente aquellas con las que compartimos un entorno cercano, ofrezcan comprensión y apoyo. Sin embargo, a veces nos encontramos con la cruda realidad de que la empatía no siempre está presente en el lugar donde más la necesitamos.

domingo, 25 de mayo de 2025

La vida está hecha de encuentros...

 

...de momentos que se dan porque simplemente tenían que suceder.

A veces, me sorprendo pensando en lo que realmente significa conocer a alguien. No es solo un cruce de caminos aleatorio, no es casualidad. Es más bien una coincidencia que parece estar escrita en algún lugar invisible. Es como si todo lo que hemos vivido, todo lo que hemos sido hasta ese punto, nos hubiese preparado para estar en el lugar correcto, en el momento correcto, para encontrarnos con esa persona.

domingo, 11 de mayo de 2025

BANDERAS ROJAS (Red Flags)

No termino de entender a esas damas que, apenas se ponen de novias o en pareja, desaparecen del mapa y dejan de hablarte.

¡Paraaaa, amiga! Ni que fuese tu ex...

lunes, 5 de mayo de 2025

Principio de un fin anunciado...

 

Malditos, mil veces malditos, aquellos que sabemos, en los gestos, lo que las palabras callan.
Los que sentimos, sin necesidad de bandera a cuadros, que la carrera ya terminó.


Malditos, mil veces malditos… cuando, con una mirada, entendemos que nos dejaron atrás, porque no hace falta nada más.
Los que no necesitamos palabras para saber que el espacio ya no es el mismo, aunque los metros no cambien.