De algunas tardes allá en mi pueblo, donde el viento soplaba de una manera única, me han quedado los recuerdos más entrañables de mi vida. La cancha que una vez fue el lugar de juegos obligado, ahora se ha transformado en una plaza, pero los recuerdos de lo allí vivido, aún se mantienen en mí.
Donde antaño resonaban risas y juegos, hoy resuenan ecos de memorias que nunca se desvanecen...