jueves, 4 de abril de 2024

El amor... ¿es asi?

 Estaba viendo un reel de alguien a quien he aprendido a admirar a medida que mas me sumerjo en su trabajo, como lo es el psicólogo, psicoanalista, escritor, presentador de radio, músico y actor argentino Gabriel Felipe Rolón, y he tomado su idea, su concepto (aclaro esto para mis haters de siempre, antes de que me salten a la yugular) para colocarlo en este espacio.

El amor es un concepto tan vasto y complejo que a menudo se malinterpreta y se reduce a meras emociones superficiales. Muchos lo asocian simplemente con la pasión desenfrenada o el deseo ardiente, pero en realidad, el amor va mucho más allá de estas manifestaciones efímeras.

El verdadero amor implica una construcción paciente y dedicada hacia la otra persona. No se trata solo de sentir atracción física o emocional, sino de comprometerse activamente en conocer y comprender a esa persona en profundidad. Es entender cuáles son sus sueños, sus miedos, sus anhelos más profundos.

Sin embargo, el amor auténtico no es cómodo. No se encuentra en las relaciones predefinidas donde las personas exigen ser amadas sin esfuerzo alguno. Aquellos amores cómodos, donde se espera que el otro actúe según un guion establecido, rara vez conducen a construcciones sanas y duraderas.

El amor implica también entregarse al otro con vulnerabilidad, otorgándole un poder sobre nosotros al compartir nuestros secretos, nuestras debilidades y nuestra historia. Pero lo que realmente distingue al amor genuino es la renuncia a utilizar ese poder para lastimar al ser amado. Es un compromiso mutuo de no causar daño, de no aprovechar las vulnerabilidades del otro para fines egoístas.

En este sentido, el acto del amor se manifiesta en la capacidad de sostener y apoyar al otro a pesar de las imperfecciones y las desilusiones que inevitablemente surgen. No se trata de buscar una media naranja perfecta que nos complete, sino de aceptar que tanto nosotros como nuestros seres amados somos seres incompletos, con gajos que faltan y heridas para sanar.

El amor auténtico radica en apostar por algo común, en enfrentar juntos los desafíos y las dificultades, en construir una relación basada en el respeto, la confianza y la empatía. Es un viaje de crecimiento personal y colectivo, donde cada obstáculo superado fortalece el vínculo y profundiza el compromiso mutuo. En última instancia, el amor verdadero es un proceso continuo de aprendizaje, adaptación y entrega desinteresada hacia el otro

Además de lo anteriormente mencionado, es importante reconocer que el amor genuino también requiere de una dosis significativa de paciencia y comprensión. No todas las relaciones amorosas son perfectas desde el principio, y es normal que surjan conflictos y diferencias a lo largo del camino. Sin embargo, lo que distingue a las parejas que cultivan un amor duradero es su capacidad para resolver estos desafíos de manera constructiva, comunicándose de manera abierta y respetuosa, y mostrando empatía hacia las necesidades y perspectivas del otro.

Además, el amor verdadero no se limita únicamente a las expresiones románticas o íntimas. También se manifiesta en las pequeñas acciones cotidianas que demuestran cuidado y atención hacia la otra persona. Desde un gesto amable hasta un apoyo incondicional en momentos difíciles, estas muestras de afecto fortalecen el vínculo emocional y nutren la relación a lo largo del tiempo.

Asimismo, es esencial comprender que el amor no es estático, sino que evoluciona y se transforma a medida que las personas y las circunstancias cambian. Esto implica estar dispuesto a adaptarse a las necesidades y deseos mutuos, a crecer juntos como individuos y como pareja, y a reinventar continuamente la relación para mantenerla viva y vibrante.

En última instancia, el amor auténtico trasciende las limitaciones del egoísmo y la posesión. No se trata de buscar la gratificación personal a expensas del otro, sino de compartir de manera desinteresada y altruista, de apoyarse mutuamente en el camino hacia la realización personal y el bienestar común. En este sentido, el amor verdadero es una fuerza transformadora que enriquece nuestras vidas y nos conecta con lo más profundo y significativo del ser humano.

En resumen, el amor verdadero requiere un compromiso sincero y desinteresado, una disposición constante para crecer y adaptarse junto a la persona amada. Aquellos que reducen el amor a meras emociones pasajeras o a un interés egoísta, están lejos de comprender su verdadero significado y su potencial transformador. Porque el amor auténtico no se trata solo de lo que recibimos, sino de lo que damos; no se trata solo de sentir, sino de actuar con empatía, generosidad y compasión hacia el otro. En última instancia, el que no comprende estas premisas fundamentales del amor, está condenado a perderse una de las experiencias más enriquecedoras y profundas que la vida tiene para ofrecer.