El 14 de febrero se ha comercializado enormemente, convirtiéndose en una ocasión en la que se espera que demostremos nuestro amor a través de regalos extravagantes o gestos románticos. Sin embargo, en una relación sólida, el amor va más allá de los chocolates, las flores o las cenas especiales. Se trata de estar presente, de escuchar, de comprender y de apoyar en los buenos y más aun en los malos momentos.
Prefiero dedicar mis esfuerzos a cultivar una conexión significativa todos los días del año, en lugar de enfocarme en una sola fecha. Esto no significa que ignore por completo el Día de San Valentín, pero lo veo como una oportunidad para reflexionar sobre el amor y la importancia de mantener viva la chispa en la relación, no como una obligación de realizar gestos grandiosos.
En lugar de depender de una fecha en el calendario, me comprometo a seguir construyendo una relación basada en el respeto mutuo, la lealtad inquebrantable y el amor sincero todos los días del año. Porque para mí, el verdadero amor no necesita ser celebrado en un solo día; se celebra y se nutre en cada momento que compartimos juntos.
Además, creo firmemente que el amor verdadero se fortalece con el tiempo y la constancia. No se trata solo de los momentos de euforia y pasión, sino también de los momentos de tranquilidad y complicidad. Es el vínculo profundo que se construye a lo largo de los años, el apoyo incondicional en los momentos difíciles y la alegría compartida en los momentos de felicidad. Por eso, mi enfoque hacia el amor va más allá de las celebraciones superficiales; se trata de cultivar una conexión duradera que perdure a lo largo del tiempo, un amor que trascienda las fronteras de un día festivo y se convierta en la fuerza motriz que impulsa nuestra relación cada día del año.
(dijo el princeso, para justificar que no le compro nada a su novia 🤷♂️🤷♂️🤷♂️🤷♂️)