A veces nos encontramos en un punto en el que sentimos que nada de lo que hacemos importa. Nos miramos al espejo y nos preguntamos: "¿Para qué tanto esfuerzo? ¿Para qué seguir tratando si nadie lo nota, si nadie lo valora?" Es un sentimiento que se instala despacio, sin pedir permiso, hasta que un día nos damos cuenta de que pesa demasiado.