meramente una continuación de:
Todos nos vamos a morir. Es una realidad inevitable. Sin embargo, una vida plena, sana y feliz requiere en algún momento acercarse al concepto de la muerte con serenidad.
Es natural preguntarse qué hay después. ¿Un cielo, un infierno, la reencarnación? ¿O simplemente el olvido, dejando solo un eco en los recuerdos de quienes nos amaron? Imposible saberlo. Y tal vez, precisamente por eso, la muerte nos angustia. Lo desconocido nos inquieta, y en nuestra sociedad tendemos a evitarlo, negarlo o disfrazarlo, como si ignorarlo pudiera hacerlo desaparecer. Pero cuando aceptamos su existencia, paradójicamente, la vida cobra un significado más profundo.