Malditos, mil veces malditos,
aquellos que sabemos, en los gestos, lo que las palabras callan.
Los que sentimos, sin necesidad de bandera a cuadros, que la carrera ya
terminó.
Malditos, mil veces malditos… cuando, con una mirada, entendemos que nos
dejaron atrás, porque no hace falta nada más.
Los que no necesitamos palabras para saber que el espacio ya no es el mismo,
aunque los metros no cambien.